Nos dirigimos al laboratorio, sin decir nada, ambos cavilamos sobre lo oído en el despacho.
- ¡Grace, hola! ¿Qué tenemos? Por cierto, te presento a Robert Callagham, mi amigo y abogado.
- ¡Hola!- dijo jovialmente.- Pero, ¿que haces aquí? Te hubiese enviado el informe esta noche.
- Necesitaba tu ayuda, solo eso. Aquí tienes la ropa, por si encuentras restos de ADN que no sean míos. Y necesito que lleves a analizar mi sangre, por si hay restos de drogas.
- ¡¿ Qué..!?- añadió incrédula Grace.
- Te has quedado tan helada como yo, lo sé, pero mi amigo me hizo ver que podían haberme drogado. Me hago la extracción en mi despacho y te la doy.
- Estupendo.- Añadió contenta de llevar este caso sola y continuó.- Y respecto a este Robert, (dirigió su mirada a la victima), fue un golpe seco, con un objeto de cristal, pero no de cualquier cristal, este cristal es italiano y con gran cantidad de plomo, como el que se utiliza en esculturas. No hay nada parecido en el hotel, a menos que sepamos. Su muerte la situó entre las 04:30 am o 05:00 am.
- Gracias Grace, te traigo la muestra.- Dije mientras cogía el instrumental para la extracción.
Robert y yo nos dirigimos a mi despacho. Estaba claro que la muerte no había ocurrido en el baño del hotel, no había sangre...
- Espero que no te de miedo un poco de sangre -dije bromeando, para quitar hierro al asunto.
- ¿¡Estas loca!? Esto es lo mas apasionante que me ha pasado desde que te conocí.
- ¡Ah bien! Es bueno saber que comparas nuestra presentación con un análisis de sangre.- Dije de forma sarcástica.
Me puso mirada acusadora y dijo:
- Me refería a todo lo que te esta pasando. ¿Siempre tu vida es así de entretenida?
- Si. Por eso me divorcié. Mi marido no podía con tanta diversión.(Sarcásticamente). Y me reí.
Tras la extracción dí la muestra a Grace y nos despedimos.
Al salir por la puerta y en dirección a la salida, me encontré con Bill de frente. Anochecía.
- Pensé que no te vería hasta mañana. - dijo Bill, analizando con su mirada a Robert,- ¿Qué tal lo llevas?
- Bien. No te preocupes. Por cierto, gracias - le dije mientras extendía sus gafas hacia él.- Me han sido muy útiles. Te presento a mi abogado Robert Callagham. Y otra cosa, puedes... - no terminé la frase al ver que Phillips se dirigía a nosotros.
- ¡Jefe! - saludó Bill secamente y se dirigió a su mesa, tras hacerme un gesto de saludo al irse.
- ¿Ya os vais? - Preguntó Phillips.
- Si. Iba a darle esto a Bill.- Sacando el papel donde Robert apuntó los datos del taxi.- Son los datos del taxi que me llevó a mi casa desde la discoteca y conste que digo "casa" y no apartamento, ni hotel.
Phillips miró el papel y puso mirada interrogativa. Continué:
- Esa es la hora a la que lo cogí y la matricula...
- Alto, -casi gritó Robert- si la muerte se ha situado sobre las 04:30 am, eres inocente.
-¿ Cómo..? - Añadimos al unísono Phillips y yo.
- Si. La discoteca se encuentra de tu dirección , a unos 30 minutos, al menos de la dirección de tu casa de casada. Te dejé en el taxi sobre las 03:45 am. Si suponemos que te llevó serían las 04:15 am.
- Sigue habiendo casi un margen de 1 hora, te recuerdo que la hora no es exacta.
- ¿En que hotel estabas? Porque que yo sepa, tu dirección es muy a las afueras de Hollywood. Tendrías que necesitar otro tiempo para regresar. Además no podías mantenerte de pie, con lo cual no pudiste golpear a nadie. Dudo que tuvieses fuerza para ello, no podías ni con tu cuerpo.
Aquello tenía toda la lógica posible. Y no era un mal argumento pero habría que demostrarlo.
- Gracias- añadió Phillips - Esto es un gran avance, con respecto a Linda. ¡Buenas noches!
Y entró de nuevo.
- ¿Cena?- preguntó Robert al tiempo de salir,- Profesional - añadió- Quiero todos los detalles del caso.
- Ok, pero algo informal y rápido...Aunque pensándolo bien, ha sido un largo día... ¿Porqué no en mi casa? Así podremos esta cómodos.
- Bien, entonces vamos.
No solía invitar a nadie así, tan rápido, a casa y menos sin conocerle, pero Robert me inspiraba confianza.
Subimos a su impresionante coche, estaba claro que Robert no era cualquier abogaducho, debería hablar con Jhon, mi amigo. Necesitaba saber mas acerca del desconocido que se había vuelto imprescindible en mi vida.
- ¿ En qué piensas?- dijo tras arrancar el coche.
- En todo y nada. Sé que es contradictorio, pero si la victima fue golpeada, y en la habitación no había sangre, ni restos de ella, lo tuvieron que matar en otro sitio. Y como tu añadiste y por mi resaca doy por hecho, que no pude ser yo.
- Lo sabía. Por eso acepté el caso. No llegaremos a juicio..
- ...Pero si no sabías de que iba...Además aunque hayas formulado tus conjeturas con lo oído, hay mucho que explicar.
- Y yo tengo todo el tiempo del mundo para ti. - Dijo mirándome-. Por cierto, no soy muy buen abogado criminalista, pero te aseguro que hubieses tenido el mejor abogado defensor del mundo.
- ¿Tu? - pregunté.
- Yo, Jhon Robinson, Marco y todos los que hubieran sido necesarios, no te abandonaría nunca.
Me ruboricé ante dichas palabras, y lo cierto era que Jhon tampoco me hubiese abandonado. Estaba segura de ello. Por primera vez en todo el día pude sentirme tranquila y feliz, al menos aquello iba pareciéndose mas a un caso externo que a una acusación de sospecha hacia mi persona. Pero aún quedaba aquel vacío que debía de rellenar y sabía que todo llegaría a su fin en el momento adecuado.
De repente sonó mi teléfono, era una extensión, un número extrajera, se lo mostré a Robert, poniendo mi cara de desconcierto.
- Italia- añadió.
Descolgué y grité:
- ¿Marta?¿ Estas loca?
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