lunes, 30 de agosto de 2021

SIN MEMORIA - Capitulo 21

Alguien debió avisar a Phillips de lo de Rafael, porque dejó la persecución en manos de Bill y regresó en unas horas.

- Linda, ¿Cómo has conseguido que venga?

- Llamando a su abogado, le informamos que unos hombres de Rafael, habían entrado en la comisaría y se había producido un tiroteo, falleciendo uno de ellos. Con la verdad, jefe. Solo la verdad.

Sonrió y añadió:

- Lo tuyo es esto Linda, no esa oficina tuya...

Ahora sonreí yo.

- Linda, - dijo Phillips en tono preocupado- ¿y el FBI?

- Sin problemas, les dije que si hicieran bien su trabajo, nuestros chicos estarían a salvo.

- Gracias.

- De nada.- Contesté y me alejé.

Me dirigí a Jhon y Robert y les pedí que se fueran de la Estación Rampart antes de que llegara Rafael.

- ¿Por qué?- contestó Jhon.- Nosotros hemos venido a hacer un trabajo.

- Si, pero ya tenemos la declaración de Christopher, la firmará y a juicio. Además Rafael, pensará algo raro, huele a los abogados a leguas y sospecharía algo. ¡Por favor..!! - supliqué mirando a Robert.

- Bien, nos iremos a tomar algo, en un par de horas, vendré a por tí. Cuídate.- Y me besó.

Me sentía mas segura al saber, que las personas que amaba estarían lejos de la escoria de Rafael.

Minutos después, aparecía en la Estación acompañado de su abogado. Ambos fueron cacheados antes de entrar.

- Disculpen señores, - añadió Phillips- pero tras el incidente, todas las medidas son pocas. Si me acompañan a mi despacho...

Les indicó el camino y les seguí de cerca.

- Bienvenidos a la Estación Rampart, os presento a mi ayudante, la agente Evans. (Usó mi apellido de soltera). Si nos pusimos en contacto con ustedes, es porque nos informaron de que Don José Sánchez y Don Raúl González trabajaban para Don Rafael...

- Cierto, - contestó Rafael muy tranquilo y mirándome.- Les contraté hace poco de guardaespaldas, de ahí que tengan armas. Tienen licencia en orden.

- Lamentamos decirle que Raúl González ha fallecido en esta comisaría, si pudieran ayudarnos, se lo agradeceríamos...

Había que medir mucho las palabras. El abogado permanecía en silencio mientras que Rafael era el locutor.

- Gracias, pero no comprendo que hacían mis guardaespaldas aquí,  ¿estaban detenidos? - Preguntó mirando fijamente a Phillips.

- No, vinieron preguntando por mí, contesté a toda velocidad. - Contesté a toda velocidad.- ¿ Sabe usted del asesinato del tío de su protegida?

- Si, me enteré, pero ¿Qué tiene que ver eso con mis hombres? ¿Y por qué la buscaban?

- Pensé que usted me contestaría a eso.

- ¿Yo? ¿Por qué debería saberlo?

- Usted fue la última persona en ver a Robert Grahams con vida, la noche del viernes en una cena.

El abogado quiso intervenir, pero Rafael lo mandó a callar con un solo gesto. Y contestó.

- Cierto, cenamos y hablamos de su sobrina. El deseaba llevársela con él, pero la joven apenas lo conoce y aquí tiene su vida, además soy su padrino y yo me podía hacer cargo de ella. Tras la conversación, decidimos que era ella quien debía decidir. El Sr. Grahams, se quedó en el restaurante y yo me marché, al parecer había quedado con alguien. Es más si desean les puedo mostrar con cámaras de seguridad que yo llegué a casa temprano. Y permanecí allí todo el fin de semana.

No dejé de observarle mientras me hablaba. Y continué:

- ¿Don Rafael, usted sabe que su chofer y sus chicos regresaron al restaurante?

Su abogado y él se miraron. El abogado dijo algo al oído de su jefe. Pero este se negó con la cabeza y añadió:

- Le prometí a Robert que mi coche estaría a su disposición y al llegar a casa le envié al chófer, pero no sabía que Raúl y José habían regresado al restaurante. Será mejor que hablen con mi chófer. Está afuera. ¿Si me permiten? -Marcó en su teléfono.- Diego, pregunta por el despacho del comisario, te esperamos acá.

En breves segundos Diego entraba en la sala con un agente.

- ¿Me buscaba Don Rafael ?

- El viernes, cuando te envié al restaurante a recoger a Roberto, ¿te acompañaban Raúl y José?

- Si, señor, me dijeron que tenían que hacer unas diligencias en la ciudad, y regresé con ellos hasta el restaurante. Entraron, dijeron que tenían hambre. Yo permanecí en el coche, esperando a Don Roberto. ( Robert, la victima, Roberto es el nombre hispano).

- Disculpe, -interrumpí- ¿Llevó usted a Robert a su hotel?

El hombre palideció.

- Sé que era mi obligación Don Rafael, pero tras un par de horas, Raúl salió y dijo que había fiesta, que se demorarían y que si les dejaba la llave, que ellos regresarían el auto. Yo, como sabe me levanté muy de mañana y me estaba quedando dormido en el auto y aunque dudé, en breve lo hice, me fui a descansar.

Rafael, saltó de su silla y gritándole a milímetros de su cara preguntó:

- Pendejo, ¿para cuando pensabas decirme?

- Lo siento, Don Rafael.

- Ya hablaremos fuera de acá.

Phillips puso calma.

- Don Rafael, entiéndalo, todos somos humanos, el auto está perfecto, sin rasguños. Eso sí, si me permite, le pediré un favor.

- Dígame.

- ¿Podríamos revisar su coche para comprobar algo?

- Si buscan huellas, este inútil, lo limpia a diario.

- Diego -esta vez fuí yo quien preguntó - ¿Lleva en la limusina un juego de cristal italiano?

- Si señora.

- ¿Falta alguna pieza?

- Un vaso largo.

Rafael miró a Diego y luego a mí, parecía confuso. ¿No sabría nada..? o ¿mentía perfectamente..?

- Y... ¿Ha limpiado el maletero en los últimos días?

- No lo hemos usado señora, solo lo limpio cada dos o tres semanas.

- Gracias.

- ¿Querrían contarme que ocurre y por qué mis hombres estaban aquí?

- Si me permiten...- me retiré, tenía que mirar si había restos de sangre en el maletero.- Pero antes, ¿Don Rafael, me dá su permiso para mirar su maletero?

- Naturalmente.

Phillips se quedó hablando con Rafael y su abogado. No sé exactamente que contaría o si relataría la realidad, ese auto y el cadáver estaban vinculados, solo debía encontrar la prueba. Cogí el equipo del laboratorio y me dirigí a la limusina de Rafael. Pude ver de lejos un coche negro, el FBI no era muy discreto, si pensaban pillarlo les costaría una vida.

Abrí el maletero y aunque Diego, confirmó no haberlo limpiado, olía a desinfectante. Miré milímetro a milímetro y rocié la alfombra con spray de liminol, que actúa en contacto con el hierro de la sangre. Y efectivamente allí estaba, habría que analizarla. Cogí los restos y cerré el maletero.

Ví, como Rafael y su abogado salían de la oficina.

- ¡Buenas tardes! - Saludé y entré en comisaría, no sin que antes Rafael me diera un buen repaso con la mirada.

jueves, 12 de agosto de 2021

SIN MEMORIA - Capitulo 20


Tras varios disparos más, se hizo el silencio. Saqué mi arma y les pedí que se quedaran allí.

-¿Dónde vas? - gritaron Marta y Jhon. Robert me sujetó.

- Debo salir, habrá gente herida y soy la única médico aqui con licencia para matar. Además no es la primera vez que me veo en una así.- Añadí mirando en todo momento a los ojos de Robert.

-Ten cuidado.- Me soltó y me besó fugazmente.

Salí con cuidado, la oficina era un caos, parecía que todo había terminado. Me fuí acercando a la puerta, 2 policías heridos, uno de gravedad. El latino, Raúl Gonzalez, estaba en el suelo. Faltaban Bill y Phillips.

-¿Y el jefe?- Pregunté.

- Salieron tras el otro tipo que esperaba en un auto.

- Bien, localizadlos y dadles apoyo en la persecusión, quiero el helicoptero en el aire ya.

- Si, señora.

Pronto varias patrullas y el helicoptero estaban en marcha, todo indicaba que iban a los muelles.

- Jones,- dije a un agente- Avisa al abogado de Rafael, dile que uno de los hombres de su jefe ha sido abatido en Estación Rampart.

Me obedecian, aunque yo llevaba años siendo forense, era la policía de más antigüedad en el cuerpo. Y tras Phillips, la de mayor rango, aunque nunca lo utilizaba, prefería mi oficina de forense.

-¿Y el FBI? - Preguntó Jones.

- ¡Que se jodan! - Use mi antiguo vocavulario de agente.

En ese momento, se acercaban Robert, Marta y Jhon. Grace atendía a los heridos, mientras llegaban las ambulancias. Que se oían a lo lejos. 

Robert, estaba sorprendido de ver mi frialdad. Jhon no podía más que permanecer con la boca abierta.

Marta dijo:

- Cogeré las armas como pruebas.  Tú y tú, necesitamos todas las declaraciones por escrito.

Los agentes asintieron.

- Robert, Jhon, iros a mi despacho. Tomaros una copa o una tila, lo que necesiteis. En breve estaré con vosotros. Pondré  un poco de orden aquí. O si lo deseais, volved a casa. Dudo que podamos hacer algo hoy.

Robert añadió:

- No, no me iré. Me tomaré algo y te esperaré. Además como abogado debo de estar a tu lado. Está claro que venían a por tí.

- ¿Tu crees? - le preguntó Jhon.

- Preguntaron por ella.- Dijo muy serio.

- Jhon, será mejor que te vayas. En cuanto esto llegue a la prensa, tu mujer y los niños se preocuparan...- Dije.- Pero antes, tomate una tila. No creo que puedas conducir ahora mismo. 

- Estoy bien. Vamos a tu despacho.

Las ambulancias habían llegado. Los medicos se hacían cargo de los heridos. Grace, preparaba el cuerpo de Raúl para desplazarlo al laboratorio. Allí haría su parte de defunción.

- ¡Animo chicos, saldréis de esto! - Animé a los agentes que salían en ambulancia .- ¿Cómo los ves?- pregunté a Grace.

- Saldrán de esta, aunque como has visto, Paul, ha perdido mucha sangre, creo que uno de sus riñones ha sido dañado, pero la bala tuvo salida, gracias a Dios, no habrá infección.

- Ok.- Miré a Jones, este me contestó.

- Viene el mismisimo Rafael, en carne y hueso.

- Será interesante...- contesté, aunque en mi fuero interno, me hubiera gustado que Phillips estuviera alli cuando llegase.

- Linda, una llamada, FBI.

- ¡¡La madre...!! Pásamelos al despacho de Phillips y recoger todo. En breve tendremos aquí a los buitres de la prensa.

Me dirigí al despacho de Phillips . Allí atendí la llamada.

Sin ni siquiera hablar oí :

- ¿Phillips?  Le dije que no se metiera en nuestra investigación.

- Disculpe, Phillips está ocupado en este instante, pero nosotros no nos hemos metido en nada. Dos hombres de Rafael, acaban de atacar nuestro departamento. Y ustedes, no han movido un dedo. Tenemos dos agentes heridos. No creo que debamos dar explicaciones, mas bien, nos la deben.

- Le pedimos a su jefe que no se acerque a Rafael.

- Y no hemos incumplido. Es Rafael quien viene a nosotros. ¿O no ha oido la conversación con su abogado?

- Vuelvo a repetirselo, como Rafael se nos escape...

- Señor, Rafael no se sí se le escapara. De momento, lo tenemos nosotros... ¡Que tenga un buen día!

Colgué, me sentía super fuerte en ese instante, era como si al fin, reuniera toda la fuerza que habitaba en mí y la expusiese sobre mi placa de policía. Ahora si estaba preparada para enfrentarme a Christopher.

Me dirigí a los calabozos y pedí que lo pusieran en la sala de interrogatorios.  ¿Porqué ahí? Pues a través del espejo, había una cámara que se activaba al tiempo que la luz en la sala, si ocurría algo anormal quedaría constancia.

Cuando estuvo esposado en la sala entré.

- ¡Hola Chris!

- Mi puta preferida...- Añadió para provocar.

Reí.

- ¿Eso es lo que soy? Ayer era tu mujercita.

- Ayer, me tendiste una trampa. Sabes nena que nunca te hubiese drogado. Tu me pediste mas excitación.

- ¿Cuántas veces la has usado conmigo?

- No sé a que te refieres. 

- Mira Chris, sé que has oido el jaleo de arriba. Dos agentes estan heridos porque tú me lleváste a un hotel, donde había un cadáver. Venían a por mi, creen que pude ver la cara de los asesinos, pero tu y yo sabemos que eso no es así, porque la droga que usaste y la noche de sexo, me dejaron exausta.

- ¡Estás loca, nena!

-Sabes que hay pruebas de que estuviste conmigo y que yo no era consciente.

- ¡Pobrecita!

- Mira capullo, si antes me tenías cabreada, ahora que tengo dos compañeros heridos, más. Voy a por tí.

- ¡Mmm, que rico! Pensarás en mi.

- Chris, ¿no piensas en nadie más que en tí? ¿Y tus padres?

Le descoloqué.

- Cabrona, ¿que quieres?

- Solo dime cuantas veces has usado esa droga conmigo.

Negó con la cabeza.

- Bien, no podrás hablar con ellos ni verlos. Te declararán culpable y será lo que vean tus padres. Lo último que verán de ti, porque no soportaras la presión de la cárcel. Una pena.

Estaba dispuesta a salir cuando dijo:

- ¿Podré verlos aunque sea unos minutos?

- Dime.

- Solo esa noche. Lo siento nena, pero te deseo.

- ¡Que te pudras en la cárcel!- Y salí con la cabeza bien alta.

Robert, Marta, Jhon y Jones salían de la habitación oscura.

Christopher gritó:

- ¡Puta, me has prometido verles!

Le mostré un dedo, el dedo corazón para ser mas exactos.

- Te mataré.- Gritó.

Reí y añadí: 

- Le tenemos, quedó grabado.

Marta y Jhon me abrazaron mientras que mi mirada quedaba fija sobre los ojos de Robert.

- Te amo, me susurró.