viernes, 15 de octubre de 2021

SIN MEMORIA - Capitulo 22

- Phillips, voy a analizar esta prueba.

- ¿Sangre?

Asentí con la cabeza y con risa triunfadora. Me dirigí al laboratorio.

Grace aún limpiaba la sangre que goteaba del cuerpo de Raúl.

- ¡Vaya será una tarde-noche entretenida! -dijo Grace.

- No hace falta que pases tantas horas aquí, sabemos como murió. Preparemos el informe para que se lo lleven lo antes posible, pero supongo que tambien tendremos visita del FBI y de Asuntos Internos. Aún así habrá que enviar este cuerpo a su familia. Yo analizaré esto.

Me pasé bastante rato trabajando con Grace y Marta, ni siquiera me percaté de la hora. Cuando miré era demasiado tarde... ¿Dónde estaría Robert? Me extrañé muchísimo.

Salimos del despacho en dirección al parking, mi coche estaba allí, en cambio Robert, no.

Entré en el coche y le llamé. Su telefono daba señal de llamada pero nadie contestó. Me preocupé.

Llamé a Jhon, contestó rapidamente.

- Jhon, ¿dónde dejaste a Robert?

- En la puerta de la comisaría hace 2 horas o más.

- ¿Estás seguro?

- ¿Qué ocurre Linda? Bromeais, ¿verdad?- preguntó Jhon.

- No, acabo de salir y no está aquí. Insíste, llamalé y a Marcos... Yo entraré y veré las cámaras de seguridad.

- Tranquila Linda, aparecerá.

Aunque Jhon soltó aquellas palabras de consuelo, no me consolaban nada. Además su voz delataba su preocupación. José, aún andaba por ahí suelto. Y Rafael había estado allí tambien.

-Phillips, - grité- Robert no aparece.

- ¿Estás segura? Lo mismo se durmió en su despacho.

Negué con la cabeza y añadí:

- Jhon le dejó aquí hace mas de dos horas, veamos los videos del parking. Aunque si quieres descansar puedes irte. Yo lo haré.

- Me quedo. Pero seguro que hay una explicación. - Me tranquilizó Phillips.

Mientras mirabamos esas horas de video, pregunté:

- ¿Y la persecución que se sabe?

- Cerca de la frontera consiguieron abatir el coche, pero huyó con un rehem, sabemos que está en una casa, pero ya sabes, esto es lento si no queremos heridos...

Me quedé mas tranquila al saber que había un problema menos que añadir a la lista. Y de repente...

- Es ese coche negro, pensé que serían del FBI.

- Y es el FBI, supongo que querran saber que pasó aquí hoy. Les llamaré.

Salió de la sala para llamar. ¿Para qué querrían a Robert? Por suerte, conocía sus derechos.

- ¡Imbéciles! - Entró gritando Phillips.

Le miré interrogante.

- Le dejarán en la puerta en unos minutos. - Aseguró Phillips.

- ¿Estará bien?

- Por supuesto, Robert habrá dejado claro cuales son sus derechos.

- Pero, ¿le pueden detener asi?

- Conociendo a tu Robert, habrá una demanda. Esperaremos a que llegue.

Salí corriendo hacia la puerta. Le esperaba. Esas horas debían de parecerle una eternidad. Ví, como el mismo coche negro le dejaba en el parking sin sutileza alguna.

- ¿Estás bien?- pregunté.

- Si. No te preocupes, no son muy educados, pero al menos conocen la ley.

Le abracé y rompí a llorar.

- Lo siento. No debía haberte metido en esto.

- ¡Ssshhh! Tranquila. Estoy donde quiero y debo. Mirame.- Me exigió.- Linda, estoy muy bien, te lo prometo. Y esto no es culpa tuya. Solo estaban preocupados por lo que ha pasado aquí dentro.

- ¿ Preocupados? ¿Y lo solucionan secuestrando al primero que pasa por la calle?

- Bueno, si es cierto, que no han sido muy educados. Podían haberse presentado antes, pero lo hicieron después. Aún así, era muy evidente quienes eran los "men in black".

- ¿¡No bromees, vale!? Me asusté y mucho.

-Pues mirame, estoy perfecto. ¿O no?

- Eres un caso único, ¿lo sabes verdad?

Sonrió y añadió:

-Veamos a Phillips.

Entramos y se dirigió a él.

- Phillips, gracias por esa llamada. Me hubieran retenido toda la noche.

- Lo sé, son unos capullos, se creen el culo del mundo por ir de trajes, pero lo arreglaré con ellos.

- Vale, hablamos mañana y gracias de nuevo.

Nos dirigimos al coche, no podía separarme de él, desde que lo abracé.

- Vas a tener que soltarme para conducir.

- Cierto.- Le besé, cogí las llaves y me dirigí al asiento del conductor.

- De eso nada, me encanta este coche. Dejame conducirlo. Además has tenido un día de infarto.

- No menos que tú.

Negó con la cabeza.

- El tuyo más, Señora agente dura.

Sonreí y le entregué las llaves preguntando:

-¿Estás seguro?

- ¿ Lo dudas? - Y me guiñó un ojo.