domingo, 23 de mayo de 2021

SIN MEMORIA - Capitulo 18

 ¿Podrían ser hombres de Rafael? Necesitaba hablar con Phillips y lo antes posible. ¿Podría haber mas gente en peligro? ¿Me habrían visto esa tarde y seguido? ¿Y si..? No podía imaginar poner en peligro a los demás... Pedro era tan joven y Robert, hacía tanto por mí...

- ¿Qué piensas? - Preguntó Robert.

- ¿Qué ocurriría si me han seguido hasta aquí hoy? Bueno, no es eso lo que quería preguntar, sé la respuesta. Lo que quiero decir es...

- Linda,- me interrumpió. -  No va a pasar nada. Tengo seguridad y cámaras, tanto yo como mi padre, tenemos enemigos. Somos abogados, ¿recuerdas? Y no siempre quedan contentos con nuestro trabajo ambas partes. Me he visto amenazado a menudo y mi padre... Bueno, su final nunca pudo aclararse. Yo era joven aún, e inexperto y mi madre no sospechaba nada. Mi padre nunca quiso preocuparla. Yo podía haber abierto el caso, pero sabía lo doloroso que sería para ambos. Quizás lo hice por cobardía, pero preferí no mover nada. A veces pienso que debía de haberlo hecho. Pero, ¿Qué hubiera solucionado, si no hubiese encontrado al culpable? Había al menos 30 cartas de amenazas de distintas personas.

- ¿Y tu? ¿Cuántas de esas cartas has recibido?

- Solo son cartas. Lo tuyo es mas preocupante, porque has tenido ya contacto con ellos y lo malo es que piensan que les conoces.

- Bueno, en cierto modo, les veremos las caras, si mi vecina los pudo describir.

- ¿Veremos? No vas a salir de aquí hasta dentro de unos días.

- No. Si tenemos esos retratos, lo lógico sería que yo este ahí. No saben que sabemos que Rafael esta detrás. Hay que hablar con Phillips.

- ¿No podemos cenar tranquilos? Pensé que era una cena romántica.- Dijo poniendo cara de suplica.

- Cierto, lo siento. Un brindis por la detención de Christopher y mi libertad total.

- ¿Total? ¿Y por nosotros?

- Por nosotros también.- Añadí sonriendo.

Brindamos y cenamos tranquilamente. Hablamos de Marta y de Marco.

- ¿Crees que podría resultar?- Preguntó tras contarle algunas de las locuras de Marta.

- No sé que decirte, se le ve bien e ilusionada, hacía tiempo que no la veía tan bien y centrada. Puede ser que nuestros trabajos son compatibles, aunque no en horarios, ambos podemos entender el trabajo del otro.

- ¿Hablas de nosotros o de ellos? - Preguntó Robert bromeando.

- De ambos, o ¿me dirás que no entiendes nuestros trabajos?

- Lo cierto, es que sin vuestro trabajo, nosotros no haríamos el nuestro.

- Ya. Creí que lo tuyo eran empresas..?

- Y lo era, hasta ahora. Mi bufete hacía todo tipo de casos, pero tratar con algunos criminales era un poco "complicado". De ahí las cartas. Así que decidí dedicarme a otro tipo de abogacía.

- Pues me alegro.

- ¿De qué, de habernos involucrado a todos en este asesinato?

- Sabes que no, yo no pretendía...

- ¡Es broma! Sé que te refieres a nuestro cambio. Lo del asesinato, no tiene que ver contigo, tu eres la otra victima. Y sin querer nos has dado dos casos.

- Ya, casos que tendré que abonar a tu bufete.

- Yo se como puedes pagarme.

- ¡Ah si! ¿Como?

- Ven aquí, me vas a dar un anticipo.

Me besó dulcemente y me llevó en brazos a su dormitorio. Sin parar de besarnos, nos metimos en la cama y comenzamos a hacer el amor. Así estuvimos durante horas. Cuando el cansancio nos rindió y acostados abrazados, le dije bajito:

- Robert, necesito hablar con Christopher, no puedo abrir una nueva etapa sin cerrar otra.

- Creí que ya la habías cerrado tras tu divorcio.

- Y así fue, pero tengo tantas preguntas que necesito que me conteste...

- Vale, iremos a verlo, pero prométeme que iremos juntos.

Le miré y besé.

- Gracias y buenas noches, te quiero.

- ¿Qué has dicho?

- Buenas noches.

- No, lo otro.

- Gracias.

- Te gusta hacerte de rogar, ¿verdad?

Me reí, le besé y dije:

- Te quiero, pero también quiero a Marta y a Jhon...

- ¡Serás malvada! - Comenzó a hacerme cosquillas.

Tras unas risas mas, el añadió: 

- Te amo.

- Y yo a ti.

Nos besamos y nos dimos las buenas noches.

Él dormía como un niño pequeño, yo, en cambio, estaba preocupada. ¿Me habrían seguido hasta allí? Me daba miedo poner a todos en peligro, en especial a Robert, que se había visto involucrado en esto, solo por enamorarse de mi a primera vista. Pero también pensé, que si no era él, sería Jhon y su familia. De todas formas alguien saldría dañado y si me ponía a pensar bien, el único culpable de todo era Christopher, que me había llevado a aquel hotel, aquella noche. Pero si creía en el destino, mi destino estaba escrito desde que nací. ¿Hubiera estado igualmente en una situación así a mi edad, cuando pensaba que todo ya estaba bien atado?

Mi cabeza no dejaba de dar vueltas, no podía dormir. Con cuidado me deshice del abrazo de Robert y me fuí a al dormitorio donde pasé la tarde, allí estaba mi ordenador y podría acceder a los datos del caso. Tras unas horas delante del portátil, ví que Marta había introducido nuevos datos. Y allí estaba, en el jarrón, el rostro que se veía era de Christopher. Y la droga coincidía con la que Grace decía que estaba en mi sangre. " ¡Bye, bye, Chris!" Pensé. Pero... de repente se hizo la luz.

Corrí hasta el dormitorio principal.

- ¡Robert, Robert..! - le susurré al oído.

- Dime, ¿estás bien?

- Si, solo que... Si hay imágenes de Christopher en el hotel. ¿Por qué no de los asesinos?

- Si, claro. Entraron por la puerta principal, con el cuerpo como si nada.

- ¡Robert, espabila!

Bufó y añadió:

- Linda, te entiendo. No hemos pedido los videos de la zona de servicio y será por ahí, por donde metieron el cadáver. Si vieron a alguien, lo sobornarían o lo quitarían de en medio. Habrá que volver al hotel.  Y tu y yo, a la cama. No podemos hacer nada hasta que amanezca. Aunque ya veo que faltan solo un par de horas. ¡Por favor, Linda..!

Me recosté a su lado, le besé, le pedí perdón y nos dormimos.

martes, 18 de mayo de 2021

SIN MEMORIA - Capitulo 17

Me dirigí a la cocina, Rosario recogía todo lo del almuerzo.

- ¿Puedo ayudarla?

- No, señorita. Por aquí todo esta listo. ¿Puedo ayudarla yo a usted?

- Por favor, no me hable de usted. Y antes de nada, gracias por todo.

- Todo lo que le haga bien a Robert, será bien recibido. Disculpe, me corrijo, al señor Robert.

- ¿Conoce a Robert de hace tiempo? -Pregunté sentandome en la mesa de la cocina.

- Desde que se sentaba donde usted ahora, con tan solo 16 años. Esta casa era de sus padres. Es hijo único y heredó todo. Incluido el servicio. Aquí conocí a mi marido y aquí nació mi hijo Pedro.

- Rosario, ¿qué les paso a sus padres?

- El señor, falleció en un accidente aéreo. Su madre, volvió a casarse y vive en Italia. Lo dejó todo a cargo de Robert. Incluido al señorito Marco.

- ¿Marco? ¿Son familia?

- No, Marco es sobrino del nuevo esposó de la señora, un buen abogado. Robert, le conoció en Italia y se lo trajo con él. Al principio, vivía aquí, pero ya se independizó. Y perdone, no piense que soy una chismosa que cuenta todo al primero que llega. Solo que el señor pidió que se la tratase como de la familia y que todo lo que deseará saber, se lo contase.

Pensé durante unos segundos y no pude más que reir. Se veía que Robert me iba conociendo, a mi y a mi curiosidad.

- Rosario, ¿podría Pedro acompañarme a mi casa?

- Si señorita, lo llamaré.

Avisó a Pedro a través de un walkie talkie. Y en breve estuvo allí mismo.

- Pedro, ¡hola! ¿Puedes llevarme a mi casa, voy a recoger mi coche?

- Claro señorita, cuando usted diga.

- ¿Puede ser ya? Quiero estar de regreso para cuando llegue Robert. Por cierto Rosario, ¿puede dejarme algo para hacer de cenar yo? Así os tomais la noche libre. Quiero sorprender a Robert.

- Como quiera. Espero a que lleguen y ya hablamos.

- Gracias, volvemos en seguida.

Pedro y yo nos dirigimos a la camioneta. Y de ahí a mi apartamento. Entré en el piso a recoger una botella de vino. Bajo la puerta, había una nota.

"Linda, hoy han venido unos señores preguntando por tí, les dije que estarías en la Estación Rampart. Tu vecina."

Tras cerrar la puerta me dirigí a casa de la vecina, me dijo que eran latinos, ¿me estarían vigilando? ¿Cómo me habrían encontrado? ¿Sería la gente de Rafael?

Inmediatamente llamé a Phillips y le conté lo sucedido.

- Enviaré a alguien, haremos un retrato robot. Y por favor, coge tu pistola. Esta gente es peligrosa.

Hacía años que no pensaba en mi pistola. Renové el permiso, cuando hace años durante una investigación hubo fuego abierto, tras comunicarnos la situación de un cuerpo. En aquel instante solo pude protegerme tras el cadáver, pero no pude hacer nada para evitar que Bill recibiera un tiro por mí. Decidí que siempre llevaría una pistola encima. Pero la escondí cuando las cosas entre Christopher y yo empezaron a ponerse feas. Prefería tenerla lejos, por las tentaciones. Lo cierto, es que yo tambien era agente de policía, pero me aparté por ser forense.

Regresé a mi apartamento y la guardé en mi mochila. Salí en dirección al parking donde estaba mi SUV.

- Pedro, saldré por esa calle. Vayamos uno, tras el otro.

- Estupendo.

- Te tocaré el claxón  al salir del parking. Así verás mi coche.

Me dirigí a sacar mi coche y al avisar a Pedro, pude ver su boca tan abierta, que no puede mas que reir. Ví por el retrovisor como me seguía. Al llegar a casa de Robert, Pedro me comunicó donde estaba el garaje para dejarlo allí. Al abrir la puerta, la que abrió la boca fuí yo. Había al menos 6 coches, desde el más clásico a su moto.

- Creo que lo dejaré aquí fuera, que sea Robert quien lo meta. No me atrevo -añadí por miedo a rozar alguno.

Salí del coche para dirigirme a la casa. Pedro no paraba de mirarme.

- ¿Te gusta mi coche? - pregunté.

- Si señorita, pero no entiendo, si es capaz de conducir un auto así, ¿por qué no lo estacionó en el garage?

- ¿Vistes todos esos autos? Algunos valen mas de lo que gano en años. Pero, ¿cómo adquirió Robert todos esos coches?

- Alguno ya era de su padre y esos no los toca, yo me encargo de mantenerlos limpios por fuera y por dentro. Y una vez al año viene un mecánico especializado a revisar los motores. Pero ya vió, todos son deportivos. Pero el suyo es.., impresionante.

Reí.

- La próxima vez que salgamos, conduciras tu mi auto.

Por un instante se olvidó de todo y me abrazó, dando un gran salto de alegría hacia mi. Ambos reímos. Pero Rosario regañó a su hijo, recordándole cuál era su lugar en la casa.

- Rosario, déjelo. Yo no soy su jefa, seremos amigos si él lo desea.

- Disculpe señorita. -Dijo Pedro.

Pero antes de salir volvió a mirarme y sonrió de nuevo.

Rosario había dejado un delicioso pescado listo para meter al horno. Y fruta fresca y verduras para yo poder completar el plato. Lo demás era cosa mía. Pregunté por velas para decorar la mesa y pronto Rosario me indicó donde se encontraba cada cosa, como manejar los fogones y el horno. Y tras mucho protestar conseguí que saliera de la cocina.

Mientras todo se cocinaba, preparaba la mesa con cariño, unas flores del jardin, velas y una bellísima y fina porcelana.

- ¡Mmm, huele delicioso! - Dijo Robert entrando en casa y dirigiéndose a la cocina. - ¿Rosario? - Llamó.

-No está. Estamos solos, le dí la noche libre. - Contesté entrando en la cocina.

- ¡Vaya, vaya! Ya vas tomando posiciones en la casa.

- Perdón, pero...

Se acercó y me besó.

-  Es broma, Rosario, no te dejaría sola de no estar segura de que estas bien.

- Pues, he de decir, que me ha costado bastante trabajo que abandone su puesto.

- Rosario es como mi madre, siempre nos cuidará.

- Lo sé.

Me miró interrogante.

- ¿Ya has estado preguntando?

- Bueno, no mucho...- Le guiñé un ojo.

- Por cierto, Pedro habrá alucinado con tu coche ¿no?

- Si. Le prometí que lo conduciría la próxima vez.

- Pensé, que el próximo en moverlo sería yo.

- Y asi es, lo dejé fuera con las llaves puestas para que lo metas en el garage.

- No. Creo que tu coche será mas seguro los próximos días. - Dijo con cara de preocupación.

- ¿Qué quieres decir?

- Me llamó Bill, ya sé que te buscan. Según Phillips, será mejor que no te muevas de aquí en unos días.

- Pero, hay que resolver lo de Christopher.- Añadí preocupada.

- Lo haremos nosotros, cuanto menos se te vea por la ciudad mejor y más ahora que saben donde trabajas.

Asentí aquello no me gustaba nada, pero era lo único que podía hacer por el momento.

- Vamos a cenar.- Dije mirandole a los ojos.

viernes, 7 de mayo de 2021

SIN MEMORIA - Capitulo 16

 Llegamos en silencio y entramos a voz de grito.

- ¡Hola, estamos en casa! - Rosario y Pedro salieron a nuestro encuentro - ¿Puedes llevar a la señorita a la habitación de invitados? Necesita un baño, ha sido un día complicado.

- Si señor, - Rosario me acompañó arriba y añadía mientras ascendíamos - Pedro, pon las maletas de la señorita en su dormitorio.

Rosario me preparó un baño de espuma. Me sentía en las nubes, no podía creer lo que había pasado. Pero conseguí añadir.

- Rosario, ¿podría deshacerse de esta ropa después?

- Como desee, señorita usted manda.

- Gracias.

Me quedé sola, lo necesitaba. Robert lo entendía.

Pasaron horas desde que tomé mi baño, me acurruqué en la cama, con un albornoz blanco y aunque en un principio, sentí tanto asco, tanta rabia interna.... ¿Con quien había estado casada tantos años? ¿Cómo me pudo engañar? ¿Cómo no le conocía de nada? Me sentía estúpida. Pero me dormí, el cansancio del stress supongo. Desperté al oír ruido abajo. Los invitados, pensé. Me levanté, me puse un jeans y una camiseta y bajé rápidamente.

- ¡Hola! - Me sentía avergonzada, Robert me dejó mi espacio y no se lo había agradecido como debía.
- Gracias, Robert.- Le susurré.

Marta y Marco habían llegado, fué ella con su estridente alegría quien me despertó. Aún no habían llegado Jhon y su esposa.

Realmente para mi, Marco era nuevo, no le recordaba mucho. Me sonaba su cara pero nada mas. Para Robert, su socio y para Marta, no era así. Parecían un grupo familiar. Marta y Marco contaban sus aventuras en Italia, parecía que se habían divertido mucho, con Marta no era de extrañar.

- ¿Cómo estas tesoro?- Preguntó Marta.

- Bien. Un poco desconcertada, pero a la vez, siento una liberación enorme de ver que me libré de un tipejo como ese. ¿Usaría drogas conmigo durante el matrimonio?

- No pienses en eso ahora.- Dijo Robert.- Está donde debe.

- ¿Y tu mano?- pregunté al recordar el puñetazo.

- No me duele tanto, como pensar que te puso esa droga en tu copa. ¡Parecía todo tan sub-realista! Aunque lo hiciste genial, eres muy valiente.

Sonreí y le agarré la mano, la tenía hinchada, pero no se quejó.

Marta continuó contándome, por petición mía, su apasionada historia con Marco. Parecía que por fin, había encontrado a un chico de su agrado y parecía que aquella relación podría durar algún tiempo...

Mientras, Rosario, colocaba la mesa. Jhon llegó a tiempo. Tan puntual como siempre, acompañado de su mujer que ya estaba al tanto de todo lo sucedido.

- ¡Hola cariño! - Se acercó Jhon.-¿Qué tal estas?

- Muy bien, sabes que soy fuerte.

Ambos asintieron, pero su esposa añadió:

- Linda, sé que estarás muy aturdida con todo esto, tendrás preguntas y te aseguro que con ayuda de Jhon, conseguirás resolverlas. Ahora es momento de disfrutar de tu libertad y de saber que canallas como él, pagarán por lo sucedido.

- Gracias. Y es cierto que me siento perdida. No llegué nunca a conocer a la persona con quien me casé...- Iba a continuar cuando Marta me interrumpió.

- ¡Eh, eh, eh! Veo por donde vas, y no te equivoques. Hay hombres y hombres. Y de eso yo sé bastante. Hay lobos con piel de cordero y corderos con piel de lobo. ¿No es cierto Marco?

- Cierto. Yo soy uno de los segundos. Implacable y frio en el trabajo y "molto romantico en el amore".- Añadió lo último con su acento italiano.

No pude más que reír y mirar a Robert, el también lo parecía, es decir, el cordero con aspecto de lobo.

Nos sentamos a la mesa. Todo estaba genial, se apetecía una buena comida con amigos. Y aunque aún quedaba mucho que solucionar con Christopher, por lo judicial, lo discutiríamos tras la comida, también había que trabajar en el caso del asesinato. ¿Estaría Rafael implicado? Solo esperaba salir de aquella pesadilla cuanto antes.

Tras la comida, relajada y con algunas risas y con el café en mano, Robert añadió:

- Lo acusaremos de acoso, con agravantes, violación y premeditación. ¿Qué tenemos de la chica que puso la droga?

Lo del acoso, fue antes del divorció, por suerte pasó o eso parecía hasta que... sucedió.

- Una becaria, a la que prometió ascender si gastaba una pequeña broma a Linda, su ex. Según cuenta, no sabía ni lo que era, pero por lo visto Christopher, la tenía también en el bote.- Contestó Jhon.- La joven está desconcertada y se siente culpable.

- ¿Y que es de su "amorcito" la secretaria?- Preguntó Marta.

- Supongo que otra tonta, como Linda, y perdona - bromeó sonriendo Jhon.

- Me lo tengo merecido, gracias. Pero tampoco tu supiste verle las orejas al lobo. Te recuerdo que le conoces hace años.

- Touché.(Expresión que se usa en esgrima cuando tu adversario, te toca con su espada en señal de tocado). Nos engañó en cierto modo a todos. Y digo esto, porque tanto tu, como yo sabíamos que era un mujeriego. Pero no pudimos demostrarlo hasta hace un año.

- Es verdad, para que mentirme. Muchas noches llegaba tarde, oliendo a alcohol y a perfumes baratos. De ahí mi sospecha, hasta que lo cazamos. Pero no entiendo su obsesión hacia mi, teniendo a otras.

- Egoísmo. ¿Y ahora que toca? - preguntó Marta.- ¿Juicio?

- Juicio y a por todas, lo poco que ganó con el divorcio puede perderlo. Porque vamos a por todas, ¿no Linda?- preguntó Jhon.

- Si. Aunque no quiero nada de él, tampoco le dejaré nada ganado con el sudor de mi frente o mas bien, con algo que pagué de sobra.

- Pues listo.- Agregó Robert- Mañana iremos a ver las declaraciones de la chica y de él. Y comenzaremos a trabajar en este caso. Si me permitíis yo trabajaré y lo llevaré de cerca, pero en el juicio lo defenderéis Marco y tu, Jhon. Creo que estoy demasiado implicado emocionalmente y no sé si podré tenerle de frente.- Añadió mirándose la mano.

Jhon y Marco asintieron, pero Jhon contestó:

- Juro que lo destrozaré en el estrado. Nadie le tiene mas odio que yo ahora mismo.

- Disiento de eso - dijo Marco mirándome.- Creo que Linda os gana a odio.

Todos reímos, menos Robert, que sonrió y añadió mirándome.

- Solo espero que ese odio, no te haga daño.

- Realmente, no creo odiarlo, no sé que siento, pero no es odio. Además, no te preocupes, he encontrado a alguien que me hace olvidar todo...- Le miré cariñosamente.

- ¡¡Uuuhhh!! Creo que sobramos.- Dijo Marta.- Además yo si trabajo ahora. Quiero tenerlo todo listo para mañana, cuando lleguéis.

- Vamos, te acompaño- anunció Marco.- Ciao, nos vemos mañana en la comisaría.- Despidiéndose.

Marta me besó y se alejó, no sin antes hacerme un comentario de los suyos. " Disfrútalo al máximo" refiriéndose a Robert. Le sonreí y me despedí.

Jhon y Robert, se apartaron para hablar, mientras que yo me despedía de su mujer y enviaba besos para los niños. Cuando se marcharon, Robert se acercó a mi, me rodeó con sus brazos y dijo:

- ¿Estas bien? ¿Necesitas algo?

- Estoy perfectamente, si tienes que trabajar, lo entenderé. Puedo conocer más a Rosario.

- ¿Estás segura? Aunque solo tengo que firmar unos documentos en la oficina y regresaré pronto. Aunque si lo deseas puedes venirte.

- No te preocupes, todo esta bien. Le diré a Rosario que alguien me acompañe para poder recoger mi coche, creo que a Pedro le gustará. 

- Es verdad, tu coche... ¿Qué coche llevas?

- Un todoterreno, mejor que una camioneta.., para cargar compras... Es color negro, te gustará. Es solo un Cadillac Escalade, lo compré hace un año, 420 cv de potencia...- presumí un poco.

- ¡¡ Woouuw!! Chica dura. - Se mofó.- Aunque no tengo ninguno en mi colección. 

- ¿Colección? ¿De que hablas?

Se echó a reír y salió de casa.