martes, 18 de mayo de 2021

SIN MEMORIA - Capitulo 17

Me dirigí a la cocina, Rosario recogía todo lo del almuerzo.

- ¿Puedo ayudarla?

- No, señorita. Por aquí todo esta listo. ¿Puedo ayudarla yo a usted?

- Por favor, no me hable de usted. Y antes de nada, gracias por todo.

- Todo lo que le haga bien a Robert, será bien recibido. Disculpe, me corrijo, al señor Robert.

- ¿Conoce a Robert de hace tiempo? -Pregunté sentandome en la mesa de la cocina.

- Desde que se sentaba donde usted ahora, con tan solo 16 años. Esta casa era de sus padres. Es hijo único y heredó todo. Incluido el servicio. Aquí conocí a mi marido y aquí nació mi hijo Pedro.

- Rosario, ¿qué les paso a sus padres?

- El señor, falleció en un accidente aéreo. Su madre, volvió a casarse y vive en Italia. Lo dejó todo a cargo de Robert. Incluido al señorito Marco.

- ¿Marco? ¿Son familia?

- No, Marco es sobrino del nuevo esposó de la señora, un buen abogado. Robert, le conoció en Italia y se lo trajo con él. Al principio, vivía aquí, pero ya se independizó. Y perdone, no piense que soy una chismosa que cuenta todo al primero que llega. Solo que el señor pidió que se la tratase como de la familia y que todo lo que deseará saber, se lo contase.

Pensé durante unos segundos y no pude más que reir. Se veía que Robert me iba conociendo, a mi y a mi curiosidad.

- Rosario, ¿podría Pedro acompañarme a mi casa?

- Si señorita, lo llamaré.

Avisó a Pedro a través de un walkie talkie. Y en breve estuvo allí mismo.

- Pedro, ¡hola! ¿Puedes llevarme a mi casa, voy a recoger mi coche?

- Claro señorita, cuando usted diga.

- ¿Puede ser ya? Quiero estar de regreso para cuando llegue Robert. Por cierto Rosario, ¿puede dejarme algo para hacer de cenar yo? Así os tomais la noche libre. Quiero sorprender a Robert.

- Como quiera. Espero a que lleguen y ya hablamos.

- Gracias, volvemos en seguida.

Pedro y yo nos dirigimos a la camioneta. Y de ahí a mi apartamento. Entré en el piso a recoger una botella de vino. Bajo la puerta, había una nota.

"Linda, hoy han venido unos señores preguntando por tí, les dije que estarías en la Estación Rampart. Tu vecina."

Tras cerrar la puerta me dirigí a casa de la vecina, me dijo que eran latinos, ¿me estarían vigilando? ¿Cómo me habrían encontrado? ¿Sería la gente de Rafael?

Inmediatamente llamé a Phillips y le conté lo sucedido.

- Enviaré a alguien, haremos un retrato robot. Y por favor, coge tu pistola. Esta gente es peligrosa.

Hacía años que no pensaba en mi pistola. Renové el permiso, cuando hace años durante una investigación hubo fuego abierto, tras comunicarnos la situación de un cuerpo. En aquel instante solo pude protegerme tras el cadáver, pero no pude hacer nada para evitar que Bill recibiera un tiro por mí. Decidí que siempre llevaría una pistola encima. Pero la escondí cuando las cosas entre Christopher y yo empezaron a ponerse feas. Prefería tenerla lejos, por las tentaciones. Lo cierto, es que yo tambien era agente de policía, pero me aparté por ser forense.

Regresé a mi apartamento y la guardé en mi mochila. Salí en dirección al parking donde estaba mi SUV.

- Pedro, saldré por esa calle. Vayamos uno, tras el otro.

- Estupendo.

- Te tocaré el claxón  al salir del parking. Así verás mi coche.

Me dirigí a sacar mi coche y al avisar a Pedro, pude ver su boca tan abierta, que no puede mas que reir. Ví por el retrovisor como me seguía. Al llegar a casa de Robert, Pedro me comunicó donde estaba el garaje para dejarlo allí. Al abrir la puerta, la que abrió la boca fuí yo. Había al menos 6 coches, desde el más clásico a su moto.

- Creo que lo dejaré aquí fuera, que sea Robert quien lo meta. No me atrevo -añadí por miedo a rozar alguno.

Salí del coche para dirigirme a la casa. Pedro no paraba de mirarme.

- ¿Te gusta mi coche? - pregunté.

- Si señorita, pero no entiendo, si es capaz de conducir un auto así, ¿por qué no lo estacionó en el garage?

- ¿Vistes todos esos autos? Algunos valen mas de lo que gano en años. Pero, ¿cómo adquirió Robert todos esos coches?

- Alguno ya era de su padre y esos no los toca, yo me encargo de mantenerlos limpios por fuera y por dentro. Y una vez al año viene un mecánico especializado a revisar los motores. Pero ya vió, todos son deportivos. Pero el suyo es.., impresionante.

Reí.

- La próxima vez que salgamos, conduciras tu mi auto.

Por un instante se olvidó de todo y me abrazó, dando un gran salto de alegría hacia mi. Ambos reímos. Pero Rosario regañó a su hijo, recordándole cuál era su lugar en la casa.

- Rosario, déjelo. Yo no soy su jefa, seremos amigos si él lo desea.

- Disculpe señorita. -Dijo Pedro.

Pero antes de salir volvió a mirarme y sonrió de nuevo.

Rosario había dejado un delicioso pescado listo para meter al horno. Y fruta fresca y verduras para yo poder completar el plato. Lo demás era cosa mía. Pregunté por velas para decorar la mesa y pronto Rosario me indicó donde se encontraba cada cosa, como manejar los fogones y el horno. Y tras mucho protestar conseguí que saliera de la cocina.

Mientras todo se cocinaba, preparaba la mesa con cariño, unas flores del jardin, velas y una bellísima y fina porcelana.

- ¡Mmm, huele delicioso! - Dijo Robert entrando en casa y dirigiéndose a la cocina. - ¿Rosario? - Llamó.

-No está. Estamos solos, le dí la noche libre. - Contesté entrando en la cocina.

- ¡Vaya, vaya! Ya vas tomando posiciones en la casa.

- Perdón, pero...

Se acercó y me besó.

-  Es broma, Rosario, no te dejaría sola de no estar segura de que estas bien.

- Pues, he de decir, que me ha costado bastante trabajo que abandone su puesto.

- Rosario es como mi madre, siempre nos cuidará.

- Lo sé.

Me miró interrogante.

- ¿Ya has estado preguntando?

- Bueno, no mucho...- Le guiñé un ojo.

- Por cierto, Pedro habrá alucinado con tu coche ¿no?

- Si. Le prometí que lo conduciría la próxima vez.

- Pensé, que el próximo en moverlo sería yo.

- Y asi es, lo dejé fuera con las llaves puestas para que lo metas en el garage.

- No. Creo que tu coche será mas seguro los próximos días. - Dijo con cara de preocupación.

- ¿Qué quieres decir?

- Me llamó Bill, ya sé que te buscan. Según Phillips, será mejor que no te muevas de aquí en unos días.

- Pero, hay que resolver lo de Christopher.- Añadí preocupada.

- Lo haremos nosotros, cuanto menos se te vea por la ciudad mejor y más ahora que saben donde trabajas.

Asentí aquello no me gustaba nada, pero era lo único que podía hacer por el momento.

- Vamos a cenar.- Dije mirandole a los ojos.

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