viernes, 31 de agosto de 2012

MI NOMBRE ES ALEXIA.., Y VIAJÉ A ROMA

Capitulo 12
Continuamos todo el día, bromeando, entrando en todas las habitaciones, abriendo todas las puertas posibles. En la nevera, teníamos para abastecernos durante días, pero no sería posible, a la mañana siguiente había que entregar las llaves. Al atardecer nos arreglamos y salimos de allí. Nos dirigimos a casa de Rosseta, residía cerca de allí. Preguntamos por el niño, al parecer solo tenía un poco de fiebre por la garganta. Pero los abuelos se asustaron y llamaron a Rosseta de inmediato. Domenico seguía allí acompañándolos a los dos.  Parece que aquella relación iba muy en serio. Le entregamos la llave a Domenico y nos fuimos al hotel.
- ¿Cena tranquila o salimos a un sitio perfecto que me recomendado Domenico?
- Salimos. - Contesté rapidamente.
Nos dirigimos a la Via di San Giovanni in Laterano, cerca del Coliseo. Era un restaurante llamado Hostaría Isidoro al Coliseo, era un antiguo convento del año 1600. Totalmente reformado y actualizado. Y comimos una carne a la brasa riquísima. Sus paredes estaban al natural, se veían los antiguos ladrillos romanos en muchos de sus arcos y paredes, sus salones eran enormes y aunque la decoración era muy básica, su comida, era digan de reyes, genial. Lo cierto, es que se me apetecía un buen chuletón ala brasa, y Lucas, no parecía disgustarle en absoluto.
Tras la cena, salimos a pasear por la zona. El Coliseo estaba impresionante, parecía ser dorado gracias a su iluminación. ¡Era increíble!¿Como podía dejar de ver algo tan espectacular? ¿Una joya de la arquitectura?
- ¿Venimos mañana a visitarlo?- preguntó Lucas.
Me quedé pensativa, no sabía que contestar, de momento recordé a Víctor. "¿Que hacer?" pensé. Pero miré a Lucas, él era mi presente, mi futuro, mi chico. Me debía a él.
- Acepto. Mañana estaremos aquí bien temprano.
- ¿Esa es mi chica! Energía al máximo. Te amo.
Aunque el paseo era largo, decidimos volver paseando y admirando la belleza de Roma de noche.
- ¿Nos perderemos? pregunté.
- ¿En Roma? Seguro. ¿ No te gustaría?
- ¿Estás loco..? Quiero mi hotelito...
- Conozco Roma, como Sevilla. No te preocupes princesa.
- Ya me siento más segura.
Reímos y seguimos paseando. Supongo que con Roma me pasaba como con Sevilla, me gustaba más de noche.
Paseamos hasta llegar al hotel, a nuestra habitación.
Nos dimos una ducha rápida y a descansar. Lucas había pedido en recepción que nos despertaran a las 09:00 a.m. Así que tras la ducha nos metimos en la cama a dormir. Cogimos el sueño al instante. A la mañana siguiente, soñó el teléfono a la hora acordada, unos vaqueros y al Coliseo.
Llegamos temprano, tanto que pude sentir el frío de las piedras del monumento arquitectónico. Una azafata nos guió por todo el espacio contándonos historias y leyendas de dicho lugar. De repente, sonó el teléfono de Lucas, miró su pantalla y se alejó de mí para hablar.
Me quedé sola durante unos minutos y toqué aquellas paredes que habían vivido tanto. Pude sentir durante unos segundos el dolor de los cristianos y la euforia de Roma. Mientras estaba absorta en mis pensamientos, Lucas se acercó y preguntó:
- ¿Estas bien? Te veo pálida.
- La historia de este lugar.., no sé.
- ¿Salimos?
- Te lo agradecería.
Paseamos toda la mañana por Roma y a la hora del almuerzo, regresamos al hotel para comer y descansar... Hicimos el amor a la hora de la siesta. 
Había olvidado aquella llamada y ni siquiera pregunté. Pero cuando estuvimos sobre la cama. Lucas añadió:
-Tenemos planes, cena en un lugar muy especial. Nos invita Domenico, es una sorpresa.
- ¡Ah, bien!
- Tendremos que ir arreglados, el lugar dicen que es exquisito, de lujo y bastante caro.
- Me asustas, ¿seguro que es cosa de Domenico?
- Si, creo que tiene que ver con Rosseta, pero no sé de que se trata.
- Bueno, y.., ¿ a que hora debemos estar listos?
- A las 21:00 p.m en un restaurante llamado Life.
- Vale.
- Por cierto, mañana toca Ciudad de Vaticano. ¿ Que dices?
- Pues que tu mandas.
- ¿Estas segura de ello?- preguntó de forma pícara.
- Bueno, depende de que desees.
- A ti, ¿pido mucho?
- Eso ya lo tienes y lo sabes. Esta pequeñaja te pertenece. Bueno.., y a mis padres... - Y reí.
- Eso no lo dudaba.- Y me besó.
Llegada la hora nos duchamos, arreglamos y salimos en dirección al restaurante.

domingo, 26 de agosto de 2012

MI NOMBRE ES ALEXIA Y.., VIAJÉ A ROMA

Capitulo 11
Acababa de poner un pie en el suelo, cuando apareció de nuevo Lucas.
- ¡Eh, te dije que no te movieras..!
- Lo siento, pero comencé a sentirme como una legumbre en remojo.
- Mmm, así tendría opción de calentarte y comerte!
- Muy gracioso tu...-Y le besé.
- ¿Vuelves al baño acompañada de este ser humano?
- No sé si este ser humano, será capaz de convencerme de ello.
- Probaremos...
Comenzó a besarme y tiró mi toalla al suelo.
- ¿Vamos pequeña?
- El agua está más bien fresca...
- Mejor, así te acercarás a mí.
Sonreí y me metí de nuevo en la bañera. El, tras de mí. Cogió la esponja, le añadió gel y comenzó a frotarme suavemente la espalda.
- ¿Has encontrado a Domenico?
- Ni rastro, ni de él, ni de Rosseta. Así que le llamé al móvil. Al parecer Rosseta ha tenido que irse de urgencia, tiene un hijo y se puso con fiebre. Domenico le acompañó. Así que según él, disponemos del
Palazzo para nosotros solos.
Se calló durante unos segundos, mientras me besaba en el cuello y añadió:
- ¿Te apetece hacer una locura?
- A ver.., miedo me das.
- Correr desnudos por el Palazzo.
- ¿Estas loco? Si el lugar estuviera más limpio...
- ¿Miedo al polvo?
- ¿A qué polvo?
- Pícara...
Reímos y nos besamos.
- Oye, ahora en serio, demasiada agua para mí,- añadí- no soy un pez.
- No, solo una preciosa sirena, de la que estoy enamorado.
Salí del baño, me puse mi ropa interior y su camisa.
- Ahora, sí. Corramos por el palacio.
- Me encanta tu locura sana. Eso me enamoró de ti.
- ¿Solo eso?- le pregunté mientras salía del baño.
- ¿Abajo o arriba?
- Abajo, suele haber cocina.
- ¿Tienes hambre?
- Un poco.
Bajamos descalzos pues todo el suelo de la escalera y planta superior, estaba cubierto por alfombras, pero no pensamos en la zona de servicio. Todo el suelo era de mármol. Muy frío. Pero llegamos hasta la nevera. Curiosamente la cocina estaba toda limpia, se podía comer cobre el suelo blanco. Pero no lo hicimos, una gran mesa con sillas se hallaba en el centro del habitáculo. Y la nevera, estaba repleta de dulces. Supuse que la repostera era la madre de Domenico, así que asalté dicha bandeja de dulces y una jarra de té frío.
- ¡Golosa! -añadió Lucas.
Torcí el hociquito en señal de disgusto. Pero de mi boca salieron otras palabras:
- Bueno, luego perderemos calorías...
- ¿Me propones algo?
- Ya veremos. Y mordisqueé un pastelito rosa.
Mientras, Lucas buscó platos, vasos y cubiertos.
- Mile grazie.
- Prego.
Se acercó a mí y me dio un besuqui. Nos sentamos y desayunamos.
Al termino del desayuno, recogimos la mesa, fregamos y decidimos ver el Palazzo al completo. Comenzamos por la parte baja y descubrimos un pequeño jardín, descuidado como el resto, pero que por su distribución y su ornamentación, se ve que fué impresionante en sus tiempos...Pude imaginar escenas de otra época.
Lucas añadió:
-¡Impresionante! ¿De verdad que no quieres este Palazzo de vivienda de vacaciones?
- ¡Estás loco..! lo sabías ¿no?
- Por tí.., y siempre. ¿Continuamos la aventura?
Asentí con la cabeza y seguimos sala, tras sala, abriendo puertas, descubriendo muebles y descorriendo cortinas... La tenue luz, que entraba por las ventanas, hacía que ese lugar fuese enigmático, fantástico, romántico y nos dejamos llevar por el momento.
Lucas, sabía como hacer que me sintiera única y de nuevo lo estaba consiguiendo. Ni una reina, podía sentir lo que yo sentía en ese instante.

miércoles, 22 de agosto de 2012

MI NOMBRE ES ALEXIA Y..,VIAJÉ A ROMA

Capitulo 10
Amanecía cuando abrí mis ojos. Hacía fresco y Lucas estaba aferrado a mí como si mi cuerpo, le diera el calor que el suyo necesitaba.
Yo, en cambio, necesitaba ir al baño, pero ni siquiera sabía donde se encontraba y menos aún si estaba visitable. Me moví lentamente para no despertar a Lucas y me dirigí a la gran ventana. El amanecer en Roma, tenía magia en sus colores, en su luz.., encajé un poco la ventana y me dirigí a una pequeña puerta que había en un lateral. Daba a una pequeña sala donde todo estaba cubierto por sábanas, en una pared había una puerta blanca con frisos dorados, la abrí y allí estaba, el baño.
Era blanco y dorado, como el palacio en sí, grifería moderna dorada, sanitarios de porcelana.., y todo en perfecto estado. La bañera se situaba en el centro de la estancia era con "piececitos", de esas que vemos en muchas películas o revistas, y que pocos nos podemos permitir. En un lateral y sin desentonar, una mesita, sales de baño, esponjas, pétalos de rosas. Lo ideal para disfrutar de un baño relajante. "¿ Pero como estarían las tuberías?" pensé.
Utilicé el aseo, pues era lo que necesitaba y tras ello, decidí abrir el grifo. En un principio, comenzó a hacer ruidos extraños, supongo que por el aire que contienen las tuberías,pero poco después comenzó a fluir el agua. En un principio, un poco turbia, pero después, tan cristalina como pura, al menos en Roma. Decidí no pensarlo y comencé a llenar la bañera.
Añadí sales de baño y algunos pétalos rojos. Y me introduje en ella, dejando la camisa de Lucas a un lado.
Me tumbé y cerré los ojos.
Tras unos minutos, un recuerdo lejano, vino a mí, una antigua promesa. "Prometo que no pisaré el Coliseo por dentro, si no es contigo..." Aquella promesa no tenía sentido a esas alturas. Mi vida estaba comenzando, pero lo cierto es que lo prometí. ¿Como eximirme de una promesa que ya no se cumpliría? Se lo prometí a Víctor y aunque  el había desaparecido de mi vida y distaba mucho de mi corazón.., algo en mí me impedía pisar aquel lugar. ¿Añoranza? ¿Un recuerdo? ¿Una pequeña esperanza perdida? Como fuere o por lo que fuere no podía ir al Coliseo. Ese precioso monumento arquitectónico, que representaba mi nuevo amor y que a la vez, llevaba al cuello en plata.
Sumida en mis pensamientos, ni siquiera me percaté de la presencia de Lucas.
- ¿Estas bien, cariño?
- Genial, no lo ves... -Dije con una gran sonrisa.
- ¿Has oído a Domenico o a Rosseta? 
- No.
- ¡Que extraño! Domenico jamás dejaría pasar una ocasión así. Le iré a buscar,- continuó- pero no te muevas de ahí.
- No cabemos los cuatro...-bromeé.
Giró su cabeza al salir y sonrió.
Continué en el baño un rato más y ante la ausencia de Lucas decidí salir del agua.

martes, 14 de agosto de 2012

MI NOMBRE ES ALEXIA Y..,VIAJÉ A ROMA


Capitulo 9
Me encontré una escena única, de lo más romántica.
En el centro de la enorme habitación, había una cama con dosel de madera tallada. El techo de la habitación era de espejos y las pareces con papel de flores, no muy cargado, elegante. Sobre la cama un lecho de pétalos de rosas. Velitas aromáticas por todos lados (fragancia canela).  sobre un lado de  la cama una mesita con champán, fresas y nata.
A otro lado de la habitación y bajo un gran ventanal, una mesita preparada con un candelabro de plata y una ligera cena.
- Pizza y lambrusco. Tampoco se ha esmerado mucho Domenico...
Me acerqué a el y dije:
-Esta todo perfecto. Ni una reina se sentiría como yo ahora mismo. Te amo Lucas.
- Y yo a ti, princesa. ¿Quieres cenar?
Asentí  y nos sentamos a la mesa.
Cenamos la pizza y el vino. Por la ventana se divisaba un hermoso cielo estrellado. Todo era perfecto. Sobre todo Lucas, que no apartaba sus inmensos ojos negros de mí.
-¿Estás bien?- preguntó.
- Si, perfecta. Solo que el aroma de las velas y el vino, están haciendo su efecto.
-Eso es lo que pretendía.
Sonreí. Se puso tras de mí besando dulcemente mi cuello. Desde la nuca, hasta la espalda, donde mi vestido se lo permitió. Me sujetó suavemente por los hombros invitándome a levantarme y así lo hice.
Me puse de pie y continuó besándome lenta y suavemente. Poco a poco bajó mi cremallera y dejó caer mi vestido, dejándome solo un pequeño tanga negro de encaje, que iba atado con lacitos rojos a la altura de la pelvis.
Entre besos me tumbó en la cama y allí con sus dientes desató los lacitos, pero no permitió que se moviera de su sitio. Ascendió hasta mis labios, me besó. cogió una fresa y me la ofreció de sus propios labios. Mientras la mordisqueaba volvió a descender y comenzó a acariciarme con su lengua... Me dejé llevar, hasta alcanzar el orgasmo, en ese instante fue cuando se deshizo de su pantalón y me penetró. 
Fue algo inolvidable, ver nuestros cuerpos desnudos en los espejos, fue curioso, jamás pensé que sería capaz de algo así, sin morirme de vergüenza.
Continuamos con las fresas, el cava y jugueteando con la nata. 
Nada borraría aquel momento de mi memoria.
Cuando al fin, reposamos tranquilos sobre la cama. Lucas preguntó:
- ¿Te apetecería vivir en un sitio así?
 pensé por un segundo y contesté:
- No. Creo que no, este palazzo tiene mucho trabajo.
Reímos a carcajadas ambos.
- En serio, ¿ no te gustaría vivir en un palacio?
- No, soy muy clásica y a la vez moderna. prefiero un duplex o un adosado, no estaría mal con piscina privada. Pero esto es demasiado.
-¿Sabías que exepto algunos palacios de interés turístico, el resto cuesta  como una casa habitual?
- ¿No estarás pensando comprar uno en un futuro, no?
- No, tranquila, pero uno pequeño para regresar de vacaciones...
- Prefiero nuestro hotelito.
- Creo que yo también de momento.
Y ambos reímos.
Continuamos charlando tranquilamente.

jueves, 9 de agosto de 2012

MI NOMBRE ES ALEXIA Y.., VIAJÉ A ROMA

 Capitulo 8
En poco tiempo, al menos a mí me lo pareció, sonó el teléfono.
- Cariño, hora de despertar. La noche romana nos espera.
-¿Ya?- pregunté perezosa.
- Sí, si quieres tu sorpresa.
- Cierto- contesté y sonreí.- ¿Alguna pista?
- Si, quiero que seas una princesa esta noche . ¿ Algún vestido de fiesta?
- ¿ Lo dudabas? Mi maleta es pequeña pero practica.
Saqué un vestido negro entallado, un palabra de honor, tacones rojos y estola y bolso a juego.
 Pedía Lucas que me abrochase la cremallera del vestido, pues estaba a la espalda.
-¡Mmm!, no sé si cerrar la cremallera o desnudarte...
- Creo que llegaríamos tarde. ¿No seremos cuatro? 
- ¡Por eso te libras, petardilla!
Reímos y tras un toque de maquillaje y perfume salimos del hotel.
Lucas vestía un vaquero, zapatos negros, camisa rosa clara y chaqueta negra.¡Me encantaba aquel estilo! Le daba un toque intelectual, se le veía genial. Lo cierto, es que tenía un buen porte para las chaquetas y trajes. Pero supongo que mi opinión es un poco imparcial, ya que gustaba Lucas  y mucho.
Salimos del hotel y nos dirigimos al punto de encuentro. Hasta ese momento desconocido para mí.
Lucas me agarró de la mano y dijo:
- No sé si te gustará la sorpresa, en principio sería para nosotros solos. Pero supongo que Domenico tambien quería darle una sorpresa a su chica.
- No importa, lo malo es que no podré hablar mucho con ella.
- Ni creo que tengas muchas ocasiones para hacerlo.
- Creí que salíamos los cuatro- contesté muy perdida-. Ahora si que no entiendo nada.
- Iremos los cuatro al mismo lugar, eso si es cierto, pero no tendréis oportunidad de hablar.
Pensé en algún tipo de espectáculo, concierto o algo que nos mantuviese ocupados, pero nunca pensé en lo que realmente ocurrió.
Llegamos a nuestro destino, Domenico se encontraba allí con una joven. Era de complexión delgada, tan alta como yo, pero no podía negar que era italiana, sus rasgos, su forma de gesticular y un estilo muy propio y personal. Vaqueros, camisa de seda y tacones. Yo era más de vestidos. Pero Rosseta, que era como se llamaba, sabía llevar con un gran elegancia aquel estilo.
Nos saludamos los cuatro y Domenico mostró unas llaves a Lucas. Ambos rieron. Aunque no sé porqué me dió la sensación de que Rosseta sabía algo del tema. Ya  que sonrió y me miró al tiempo.
Domenico la abrazó y susurró algo a su oído. Ella volvió a sonreir. 
-¿Dispuesta a sentirte una princesa?
- Contigo, no es difícil. Contesté a Lucas.
Avanzamos unos metros y nos dirigimos a un gran edificio, antiguo, con aspecto de palacete.
Domenico hizo los honores y abrió la gran puerta de madera, y accedimos  al interior del recinto.
- Bienvenida a tu Palazzo,- susurró Lucas a mi oído. Pues me tenía abrazada por la cintura y caminaba pegado a mi espalda.
- ¡Dios, es precioso!
Avanzamos lentamente, ya que la luz era escasa. Todo estaba muy conservado, los frescos del techo, los frisos dorados, las grandes lámparas de los salones...
Había polvo y algunas telarañas.
-Lo lamento, pero el servicio ha sido despedido.-Bromeó Domenico.
De repente, él y Rosseta se dijeron algo y salieron a correr escaleras arriba.
Doc y yo, les seguimos lentamente, contemplando la belleza del lugar.
-¡Esto es increíble!- aseguré asombrada.
- ¿Te gusta?
- Muchísimo, aunque creo que el color negro no ha sido el más apropiado.
-¡Bah! No te preocupes. Estas bellísima de todas formas.
Me giré, en medio de aquel gran pasillo donde habían desaparecido Domenico y Rosseta, y le besé.
Tras el dulce beso, Lucas dijo:
- Ahora la gran sorpresa...
Me colocó ante una puerta de madera y me invitó a abrirla. Ante mi indecisión, Lucas me cogió por la cintura , al tiempo que colocó su mano sobre la mía y ambos abrimos el picaporte.

miércoles, 1 de agosto de 2012

MI NOMBRE EL ALEXIA Y.., VIAJÉ A ROMA

Capitulo7
Nos dirigimos al Foro Romano y pudimos contemplar las ruinas, La Via Sacra, El Arco de Septimio Severo, el Templo de Antonino y Faustina, he de añadir que es el edificio que mejor se conserva en dicho Foro. El Templo del Divino Rómulo. La Basílica de Majencio. El Arco de Tito.
Era todo impresionante, era como transportarse a otra época.
Mientras, Lucas, no dejaba de elogiarme, me hacía sentir especial y única, como aquella impresionante ciudad.
- Me encanta, aunque he de reconocer que estoy un poco cansada...
- Bien, nos dirigiremos a la Piazza di Spagna e iremos al Caffé Greco. 
No era un mal sitio, ya que habíamos almorzado un sandwich cada uno.
Caffé Greco, tenía un aire clásico y fue declarado de interés público en Julio del 53, se encuentra en la Via del Condotti. Sus salones son icreibles, y su decoración aún más. Es como si entraras en un palacio imperial. Y ¡Dios, que cafés y dulces..! Todo un pecado para el paladar.
- ¡Dios, moriría aquí! añadí al probar una deliciosa tarta de frutas.
- No se lo recomiendo señorita, dijo alguien tras de mí, con acento italiano, pero en un acento español correcto.
 De repente, Lucas se levantó y saludó enérgicamente a un joven muy apuesto.
- Alexia, te presento a Domenico, hijo de la fantástica repostera de este lugar.
- Un placer y felicitaciones a su madre.
- El placer es mío- contestó y se dirigió a Lucas en italiano.
- Será mejor que lo digas en español, Alexia no habla mucho italiano.
- Perdone, le decía a Lucas, que no me había dicho lo hermosa que era.
- Gracias, pero ¿ya habíais hablado de mí?
- Lucas lleva meses hablando de ti.
- ¡Eehh, no me descubras! 
Reímos al unísono. Y Domenico tomó asiento.
Compartimos merienda, confidencias y pude preguntar sobre todo lo visto aquella mañana. Charlamos amenamente y tras confidencias, risas dulces y copas. Domenico añadió:
- Bueno, como lo prometido es deuda, te diré que lo conseguí- Dijo dirigiéndose a Lucas.
-¿En serio?¡Gracias, sabía que lo conseguirías! Dijo bastante alterado y emocionado.
-¿Me he perdido algo?- pregunté
-No, no te preocupes. Es solo que le pedí un favor a Domenico y ha conseguido lo que le pedí.
Se apresuró a decir antes de que Domenico diera alguna explicación 
-Solo espero, mi amigo, que no te moleste que seamos cuatro. 
-No pasa nada.- Añadió Lucas.- Incluso mejor. Así no será tan frío. 
Me quedé perpleja ya que no sabía de que hablaban y para ser sincera mi curiosidad comenzó a actuar. 
-¿Me estoy perdiendo algo?- Pregunte de nuevo.
Domenico salió de su asiento, al tiempo que añadió.
-Nos vemos a las 8 de la tarde ya sabes donde. Ciao Alexia.- Y se despidió con un suave beso en mi mano. 
Tras su marcha miré a Lucas interrogante. Solo sonrió y dijo:
-Una sorpresa. 
Llamó al camarero y pagó la cuenta.
-Y ahora al hotel a descansar, princesa.
Necesito que descanses un poco, antes de la sorpresa.
-¿Y no puedes adelantarme algo?
-No sería una sorpresa. 
-¿Andíamo?
Me resigne, sabía que Lucas no soltaría prenda así que nos dirigimos al hotel.
Allí pude darme una ducha rápida y echarme un poco. Doc, hizo lo mismo, supuse que el trasnochar la noche anterior hizo que cayéramos rendidos.