miércoles, 22 de agosto de 2012

MI NOMBRE ES ALEXIA Y..,VIAJÉ A ROMA

Capitulo 10
Amanecía cuando abrí mis ojos. Hacía fresco y Lucas estaba aferrado a mí como si mi cuerpo, le diera el calor que el suyo necesitaba.
Yo, en cambio, necesitaba ir al baño, pero ni siquiera sabía donde se encontraba y menos aún si estaba visitable. Me moví lentamente para no despertar a Lucas y me dirigí a la gran ventana. El amanecer en Roma, tenía magia en sus colores, en su luz.., encajé un poco la ventana y me dirigí a una pequeña puerta que había en un lateral. Daba a una pequeña sala donde todo estaba cubierto por sábanas, en una pared había una puerta blanca con frisos dorados, la abrí y allí estaba, el baño.
Era blanco y dorado, como el palacio en sí, grifería moderna dorada, sanitarios de porcelana.., y todo en perfecto estado. La bañera se situaba en el centro de la estancia era con "piececitos", de esas que vemos en muchas películas o revistas, y que pocos nos podemos permitir. En un lateral y sin desentonar, una mesita, sales de baño, esponjas, pétalos de rosas. Lo ideal para disfrutar de un baño relajante. "¿ Pero como estarían las tuberías?" pensé.
Utilicé el aseo, pues era lo que necesitaba y tras ello, decidí abrir el grifo. En un principio, comenzó a hacer ruidos extraños, supongo que por el aire que contienen las tuberías,pero poco después comenzó a fluir el agua. En un principio, un poco turbia, pero después, tan cristalina como pura, al menos en Roma. Decidí no pensarlo y comencé a llenar la bañera.
Añadí sales de baño y algunos pétalos rojos. Y me introduje en ella, dejando la camisa de Lucas a un lado.
Me tumbé y cerré los ojos.
Tras unos minutos, un recuerdo lejano, vino a mí, una antigua promesa. "Prometo que no pisaré el Coliseo por dentro, si no es contigo..." Aquella promesa no tenía sentido a esas alturas. Mi vida estaba comenzando, pero lo cierto es que lo prometí. ¿Como eximirme de una promesa que ya no se cumpliría? Se lo prometí a Víctor y aunque  el había desaparecido de mi vida y distaba mucho de mi corazón.., algo en mí me impedía pisar aquel lugar. ¿Añoranza? ¿Un recuerdo? ¿Una pequeña esperanza perdida? Como fuere o por lo que fuere no podía ir al Coliseo. Ese precioso monumento arquitectónico, que representaba mi nuevo amor y que a la vez, llevaba al cuello en plata.
Sumida en mis pensamientos, ni siquiera me percaté de la presencia de Lucas.
- ¿Estas bien, cariño?
- Genial, no lo ves... -Dije con una gran sonrisa.
- ¿Has oído a Domenico o a Rosseta? 
- No.
- ¡Que extraño! Domenico jamás dejaría pasar una ocasión así. Le iré a buscar,- continuó- pero no te muevas de ahí.
- No cabemos los cuatro...-bromeé.
Giró su cabeza al salir y sonrió.
Continué en el baño un rato más y ante la ausencia de Lucas decidí salir del agua.

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