CAPITULO 23
Partimos hacia Roma, la estación de Termini, nos esperaba.
Pero al llegar a Roma , Lucas dijo:
- ¿A nuestro hotelito?
- Pero.., ¿no partíamos hoy?
- He cambiado los billetes, nos vamos dentro de dos días, además hemos de confirmar a Domenico nuestro regreso y la fecha exacta de la boda.
- ¿Vamos a venir?
- ¿Lo dudabas?
- Me encantaría , ademas prometo aprender algo de italiano, para poder felicitar adecuadamente a los novios.
- ¿Necesitas un profesor?
- Bueno, siempre el profesor se comprometa a portarse bien...
- Ya veré si te mereces un regalo o un castigo...
Ambos reímos.
Pero de repente pregunté:
-¿Cuando los cambiaste?
- Cuando insistías una y otra vez en llamarme, algo me decía que sería el elegido.
-También podía haberme enfadado contigo por la encerrona.
-Alexia, te conozco, no podías vivir toda la vida con el remordimiento de una mentira. Tarde o temprano, ese momento hubiera llegado, y preferí que fuese ahora, cuando todo empieza ,antes de hacer planes, de crearnos ilusiones...
- Sé, -continuó- que lo pasaste mal y Víctor, también. Os lo debíais. Quizás lo hice mal, debí decirtelo. Pero, ¿hubieras aceptado?
Callé durante unos segundos para pensar y contesté:
- Tienes razón, no hubiese aceptado.Quizás por miedo a perder lo que ahora tengo.
-¿Y...?
-No entiendo, ¿que significa ese "¿Y?"?
- Me refiero, a..,¿ el miedo ha desaparecido, Víctor es un peligro de algún tipo o solo un viejo amigo?
- Supongo, que solo un viejo amigo.
- ¿Supones..?
- Fue mi pareja y no creo que seamos buenos amigos, pero nos saludaremos seguro, si nos volvemos a ver.
- El es mi amigo, tu mi pareja. Espero que lo entiendas.
Asentí con la cabeza y añadí:
- Lucas, en cierto modo te debo dar las gracias, a pesar de lo que pasó en la isla, me alegro de que Víctor, por fin sepa la verdad. Le amé tanto que hubiera dado mi vida por el. Solo espero que aquel amor sacrificado, hoy, haga que él sea feliz...
- ¿Aún le amas?- preguntó tristemente.
Le miré a los ojos y negué con la cabeza.-
Le amé y mucho. Fue mi primer amor y siempre lo será. Pero solo eso, fue.
- Te amo Alexia.
- Y yo a ti, Lucas.
De repente recordé que tenía trabajo y que el fin de semana tendría que estar en Ibiza.
- Cariño, un segundo, tengo que llamar a la agencia. Por si ha habido cambios.
Cogí mi teléfono móvil y llamé. Y no solo eso, sino que esta vez, yo sería quien sorprendiese a Lucas. El y yo, en Ibiza.
Hice la reserva de vuelo y hotel.
Cuando salimos de la estación, llamamos a un taxi, que nos llevó a nuestro hermosos hotelito, a nuestra habitación, que nos seguía esperando como el primer día. Nada había cambiado allí, pero en mi, si. Ahora sabía quien era el amor de mi vida. Era Lucas. Víctor era pasado, un pasado que creí presente. Le idealicé y le convertí en el amante perfecto, en un ser maravilloso y único, que lo era, pero no para mi.
De repente recordé algo. Médicos sin Fronteras.
- Lucas, ¿puedo preguntarte algo?
- Dime.
- ¿Cual ha sido tu sueño, tus expectativas de futuro..?
- ¿A que te refieres..?
- A trabajo, a futuro.., no sé.
- Siempre soñé ser médico, desde niño. Quise ayudar a los demás y lo hago, la ONG. Y quise dejarlo todo por amor.Siempre pensé que llegaría un amor por el que fuese capaz de darlo todo. En cambio contigo lo tengo todo.
- Y..,¿Médicos sin fronteras?- pregunté.
- Empecé a colaborar con ellos desde el primer año de carrera, es cierto que no he viajado mucho. Pero, cuando el tsunami en Asia, estuve con ellos trabajando. Es duro, pero gratificante.
- No lo sabía, no me lo habías dicho.
- No solo colaboro en la ONG que tu conoces, sino en un par de ellas más.
- Vaya, ahora resulta que eres un gran desconocido para mi.
- ¿Y para que están los noviazgos? Para conocerse. Y y yo lo quiero saber todo de ti.
- Y yo de ti.- Contesté.- Pero.., ¿neurología?¿Te gusta realmente?
- No tenía claro en que especializarme. Conocí la neurología a través de ti. Me gusta y puedo ser cirujano- neurólogo. Y sabes, sangre y esas cosas...
Y comenzó a hacerme cosquillas, mientras añadía:
- Soy un sádico y voy a por ti...-Bromeó.
- Espera.-Grité entre carcajadas.-¿Como se que no has dejado tus sueños por mi?
- Pequeña Alexia, eres el sueño que todo hombre busca. La felicidad.
Nos besamos he hicimos el amor, apenas salimos de la habitación durante esos dos días. Lo justo para comer o cenar. Incluso, paseamos la última noche bajo las estrellas de Roma. Cogidos de la mano, sin prisas, sin rumbo. Solos, el, yo y Roma. Y el amor.
(Roma, leído del revés amor).
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