Hubo en Sevilla un día,
una niña especial,
con alegre sonrisa
y mirada vibrante.
Sus ojos,
tenían el brillo de una estrella fugaz
y su rostro,
irradiaba felicidad.
Un día esa niña se quebró
y en muñeca de cristal,
se convirtió.
Perdió fuerza y brillo
hasta que una noche murió.
Esa niña soy yo,
pero cual ave fenix resurgió,
y de sus cenizas nació.
La muñeca de cristal,
con plomo fundido se mezcló
y en cristal fuerte
se convirtió.
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NOTA
Bueno amigos llegó mi hora de descansar, nos veremos a mediados de agosto, un beso a todos y recordad, que con historia nueva voy a llegar.
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