Capitulo 28
Unas horas despues entró la doctora que me atendía y dijo:
-¿Como te encuentras?
-¿Bien?- contesté interrogante.
-Bueno , pues si estás bien, si no te mareas te puedes ir a casa, solo volverás a quitarte los puntos en unos días. Te haremos una cura y a casita.
Me alegré, pero ví como hizo un gesto a mí madre para que la siguiera.
Hablaron durante un rato. Mi madre entró con cara de alegría porque nos ibamos a casa, pero con dolor en sus ojos.
-¿Qué pasa mamá?
-Nada, todo esta bien.
-Sé que algo no va bien, sé sincera, por favor, no soy una niña.
- En un par de días tienes que venir a una psicologa, ella te lo explicará mejor. No es nada grave, tu salud está genial y seguirás haciendo tu vida normal, pero la doctora cree que es mejor que te lo explique alguien más cualificado.
Ví que era imposible sacar más información, así que llamé a Victor para comunicarle mi salida del hospital. Se alegró muchísimo, me esperaría en casa.
Por el camino llame a Doc, quizás él me podía explicar algo. Me dijo que me conectara al messenger, hablaríamos más y me lo explicaria con gráficos y tal. Me alegré de que así fuera. Lo ví todo más claro y naturalmente todo a espaldas de Victor.
Celebré el fin de Año con mis amigos, supongo que mis padres pensaron que me lo debían o me lo merecía. Fué genial acabar el año con el hombre que más amo y he amado en mi vida.
Cenamos en casa de Victor, él, sus padres y yo. Salimos tras la cena, pasamos por mi casa a tomarnos las uvas de la suerte. Y despues nos fuímos al local que Poli había alquilado.
Me recogí el pelo hacia un lado, tapando la cicatriz de mi cabeza, pero aún así, todos se preocuparon por mí. Doc, no se separó de mí ni un instante y cuando lo hacía no dejaba de mirarme. En un momento de la fiesta, donde Victor se ausentó para ir por bebidas, Doc se acercó a mí y dijo:
-¿Cuando se lo dirás?
-No lo sé, puedo vivir así siempre, sabes que puedo hacer una vida normal.
-Pero con limitaciones, dejale elegir.
Aquellas palabras se clavaron en mi cabeza, sobre todo una, "elegir".
Debía elegir varias cosas, la primera tenía que asumir lo que había y para ello necesitaba ayuda, alguien que reforzara mi confianza y ese alguien era el psicologo que vería en días. La segunda, que hacer con Victor, decirle la verdad, alejarme y callar, o seguir y mentir. Una mentira con las patas muy cortas, fácil de cazar. Me debatía entre todo eso, me cerré en mi misma, en mis pensamientos. Estar con Victor me hacía feliz, pero callar me quemaba el alma. Era como si el peso de ese secreto, me hundiera poco a poco.
Comencé a hacer cosas sin sentido y a pesar de dolerme en el corazón, lo primero que hice fué alejar a Poli. Le quería muchísimo, pero le conocía lo suficiente para saber que seguiría metiendose en mi vida. Varias veces, discutí con él a cuenta de ello. Hasta que me cansé y le mandé a paseo. Hoy en día apenas nos saludamos y me alegro de que viva en Madrid. Sé por Victor, que al final se adaptó y que tiene imnumerables amigos. A Diego le va genial. Y se adoran como el primer día que se conocieron.
Me alegro por ellos.
Victor y yo, seguimos el día a día. Las fiestas navideñas acabaron. Y yo, estoy en el psicologo, estaré al menos unos meses. Victor cree que es porque debo asumir todo lo del accidente y reforzar mi seguridad a la hora de cruzar una calle. Solo Doc y yo sabemos la verdad. Esa que algún día me hará tomar una decisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario