CAPITULO 33
El sitio era precioso, montañas verdes, un riachuelo, una preciosa cabaña de madera y un águila rondando nuestras cabezas. Solo se oía el canto de las aves y al alegre chispoteo del agua. El olor a tierra mojada, me hizo cerrar los ojos por unos instantes, transportandome a un socegado mar de sensaciones.
El abrazo, por la espalda, de Victor, me hizo reaccionar.
- ¿Te gusta?- preguntó él.
- Es un sueño y lo mejor..,tú.
Se giró y me besó.
- ¿Guardamos el equipaje y vemos el interior?- añadió Victor.
Asentí y nos dirigimos al interior de la cabaña.
Su decoración era escasa y rústica, pero como aseguró Doc, disponía de todas las comodidades. La cocina era pequeñita, pero bien surtida de todos los enseres. El salón acogedor, con una pequeña chimenea de esquina. Y disponía de dos habitaciones amplias con grandes camas. El baño, era enorme, tenía ducha y una gran bañera hidromasaje.
Sara y Doc, escogieron su habitacióncon vistas al riachuelo. La nuestra daba a la montaña y al jacuzzi.
-¡Buena vista..! dijo Victor bromeando y mirando a Doc.
- No vale espiar cuando estemos dentro...- Respondió Doc.
- Yo tendré cosas mejores que ver, y más bonitas que tú.-Bromeó Victor mirandome.
- ¡Ehh! Se dice mejorando lo presente, que yo estaré en el jacuzzi con Doc.- Aseguró bromeando Sara.
No pude más que reir ante la conversación. Me dirigí al salón a coger mi equipaje y me limité a ponerlo sobre la cama, diciendo:
- ¿Bajamos al pueblo a comprar? o ¿Comemos allí y luego por la tarde compramos?
- Hagamos algo de turismo en le pueblo,-dijo Sara-,así tendré algo que contar en casa...
- Tienes razón, bajemos, almorcemos, paseemos y compremos. Y más tarde, subiremos encenderemos la chimenea y...
No había terminado de hablar cuando Doc dijo:
- ¡¡Barbacoaaa!!
Todos reímos, cogímos las carteras y nos dirigimos al coche.
Lo primero que hice fué sacar mi cámara de fotos y disparar a todos lados. El lugar era precioso. Aquel pequeño pueblo destacaba por varios motivos, el primero, su blancura en el centro de un hermoso valle verde, rodeado de montes cubiertos de grandes árboles y un cielo azul impresionante. El segundo, ver como por sus calles fluía el agua de manantiales de la sierra. Un agua cristalina, transparente, que dejaba reflejar un sol de primavera tímido, asomándose entre los árboles y las casas, dejando pequeños diamantes de brillo en sus aguas.
Sara tambien hacía fotos, sobre todo a nosotros, yo me dedicaba más la paisaje.
El almuerzo estuvo genial y tras él, Doc, dijo que iba al baño mirandome. Capté rapidamente lo que quería.
- Yo tambien necesito ir- contesté.
Me dirigí al baño de chicas y él, al de chicos, por suerte había un pequeño pasillo para acceder a ellos. Doc, me dió mi antiinflamatorio.
- ¿Ya no te acordabas?-preguntó.
- Si. Lo que ocurre es que me encuentro tan bien, que creí no necesitarlo.
- Depués del susto de ayer,mejor que lo tomes unos días.
- Vale, tu mandas.
- ¡Mmmm, me gusta es frase!
- ¡Serás..!
Le dí un suave y pequeño golpecito en la cabeza y me dirigí al aseo a tomarme la pastilla.Cuando salí, Doc, estaba sentado a la mesa.
- Bueno chicas, ¿postre?- dijo Victor.
- ¡Uff, estoy llena!, dijo Sara.
- Conmigo no conteis tampoco.- Contesté yo.
- ¿Algo dulce? dijo Victor mirandome.
- ¿Pretendes engordarme?
- Alexia, sabes porqué lo digo.
- Bueno, pero dentro de un rato, para merendar, ¿vale?
- ¿Seguro?- preguntó preocupado.
- Cariñoooo... -dije dulcemente.
- Ahora pega una siesta, pero hay que comprar, barabacoa, ¿recuerdas?- dijo Sara, al ver bostezar a Doc.
Rió y dijo:
- Decididamente, las chicas mandan.
Todos reímos y fuímos a hacer la compra, llegando al atardecer a la cabaña.
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