domingo, 22 de enero de 2012

MI NOMBRE ES ALEXIA.., Y CONOCÍ EL AMOR

CAPITULO 31
Aquella noche, me dediqué a hacer la maleta, un par de vaqueros, camisetas, ropa interior, el bikini, un par de jerseys para las noches... Apuntaba lo que necesitaba en mi neceser, cuando me dí cuenta de algo, la medicación. ¿Como llevarla encima sin que Victor la descubriese? La solución era Doc. Y le llamé.
- Doc, tengo un problema, necesito tu ayuda.
- A ver..,  dime.
- La medicación. ¿Como hago para que Victor no encuentre los anti-inflamatorios y los relajantes? Tengo que llevarlos por si los necesito, aunque espero no tener que usarlos.
- No te preocupes, ya había pensado en ello. Estudio medicina, ¿recuerdas?
- ¿A qué te refieres? pregunté asombrada.
- Llevo un botiquin en el coche. Y metí tus pastillas antes de que llamaras.
- ¡Dios! Médico particular, ¡me asustas! pero, te quiero muchísimo. Eres un sol.
- Lo sé, así que no lo olvides, acercate a mí, cuando tengas frio.
- ¡Eh.., tú..! Ya tengo a Victor.
- ¿ Y por cuánto tiempo? Sabes porqué lo pregunto. -Dijo Doc en un tono más serio.
- Sí, últimamente he pensado mucho y creo tener la solución, pero necesito un poco de tiempo, preparar una explicación, en este caso una buena excusa, no será fácil. Solo te diré que todo cambiará tras este fin de semana.
- Alexia, ¡cuidado! Podéis sufrir ambos.
- Lo sé, moriré el día que me aleje de él o él se aleje de mí. Le amo con todo mi ser.
- No sé que decir, exepto... Suerte. Te lo mereces. Y ahora.., ¡a disfrutar de nuestras minis vacaciones!
- Esoooo.., nos vemos.  Y gracias por todo.
- De nada, tu médico siempre dispuesto a todo.
- ¡Ehh, que aún no eres médico..!
Soltó una carcajada y agregó:
-...Pero, suena bien.
- Bueno, nos vemos pasado mañana. Un beso.
- Besitos, guapa y descansa.
- Lo intentaré.
Y claro que lo intenté, pero no pude con los nervios del viaje, y con mi decisión hacia Victor. Le amaba, pero no quería seguir mintiendo, no podía seguir ocultando lo evidente, mi pequeña discapacidad, tan ínfima que no se notaba, que me permitía hacer una vida totalmente normal, pero que a mí me atormentaba en el alma. Solo pensar, que jamás estaría a su altura culturalmente, me hacía sentirme inferior a su lado. Victor, era inteligente, culto, con un don de palabra único y yo en cambio...
Me dormí casi al amanecer y mis dolores de cabeza eran tremendos al despertar. Victor llegó temprano, teníamos mucho que hacer antes de partir a la sierra, a la mañana siguiente. Pero en cuanto entré en varias tiendas, mi cabeza comenzó a fallar de nuevo, comencé a sentirme mareada y tuve que ir a un baño para tomarme la medicación sin que Victor me viera. Aún así, salí palidísima y no pude disimular más, caí al suelo sin conocimiento, en cuestión de minutos pasé de la vertical a la horizontal sin darme apenas cuenta.
Cuando comencé a recuperar el sentido, Doc y unos paramédicos estaban atendiendome en una ambulancia. El rostro de Victor, lo decía todo. Le miré y le sonreí para tranquilizarle, pero no lo conseguí.
- ¡Hola bichito!- dijo Doc.-¿ Todo bien?
Asentí con la cabeza y me incorporé lentamente.
Uno de los paramédicos dijo:
- Has tenido una bajada de azúcar enorme, ¿has desayunado?
Volví a asentir, ya más relajada y sin dolor de cabeza.
- Solo que anoche no descansé bien, los nervios de un viaje.
El paramédico soltó un sonora carcajada y añadió:
- ¿ Qué vas a hacer el día de tu boda, chiquilla?
No pude más que reir.
- Tomate un zumo con mucha azúcar y come algo, sobre todo hidratos de carbono ¿vale? En un par de horas , es decir tras la digestión vuelves a tomarte las medicciones de azúcar, en cualquier farmacia o en un centro médico, ¿ entendido? Toma este papel de la incidencia y acude a tu médico o especialista.
- Si, doctor, no se preocupe.
- Yo me encargaré - dijo Doc apresuradamente.
Bajamos de la ambulancia, Victor no me soltaba la mano desde que desperté. Solo sabía mirarme a los ojos, con una mirada de dolor y preocupación. Perdido, sin saber que estaba pasando, sin encontrar una explicación lógica a todo aquello. Intenté calmarle y en ese instante me dí cuenta. Él estaba casi tan pálido del susto, como yo sin conocimiento. Victor no podía vivir con aquello, preocupandose de mí a cada instante, cada vez que me desmayara, cada vez que tuviera que acudir al médico.., noté como algo de él sufría conmigo. Victor no se merecía eso.
Doc, nos acompañó todo el tiempo y él mismo se encargó de analizar mi glucosa. Al parecer Victor llamó a la ambulancia y de seguido a Doc, pensó que llegaría antes. Y así fué.
Aún así terminamos nuestras compras, no sin tener que insistir por mi parte, porque Victor no dejaba de estar preocupado por mí.
Al acompañarme a casa, no hablamos mucho por el camino, solo me miraba preocupado. Al llegar a la puerta dijo:
- Si no estás bien, no vamos a la sierra.
Le miré y le sonreí picaramente.
- ¿Te quieres librar de mí? contesté bromeando.
- ¿Cómo tienes ganas de bromear despues de lo ocurrido?
- Victor, estoy bien, ha sido una bajada de azúcar y supongo que por la falta de sueño. Prometo tomarme un relajante y dormir. Mañana estaré como una rosa fresca, de verdad...
Vovió a mirarme preocupado y dijo:
- ¿ Estás segura de ello? Es que no quiero que te pase nada, además tiene que haber una explicación a esto.
- Si. Mi falta de sueño. Ya lo verás.., estoy bien.
Me acerque a él, le besé, pero al retirarme me abrazó fuertemente y agregó:
- No te quiero perder, te amo.
- Y yo a tí, Victor lo pasaremos genial y te olvidarás de este mal día.
Asintió, me besó y se marcho cabizbajo.

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