CAPITULO 35
Pasé la mejor noche de mi vida, jamás había dormido tan placidamente como esa noche. Sintiendo su calor, su piel sus brazos rodeandome y su olor. Me encantaba como olía su cabello. Desperté con mi mejor sonrisa.
- ¡ Buenos días , dormilona!
Oí en un susurro. Sonreí abrí los ojos y le ví.
- No he soñado, era cierto, estás conmigo. Te amo.
- Sabía que despertar contigo, sería lo más hermoso que podía vivir a tu lado.- Dijo Victor, besándome en la frente.
- ¿ Porqué? contesté sonriendo.
- Porque merece la pena despertar con un te amo, con tu sonrisa y con el calor de tu cuerpo.
Le besé, ¿ qué podia hacer en ese instante más que amarle y agradecer aquellas hermosas palabras, que estarían conmigo toda la vida?
Hicimos el amor de una forma pausada, dulce, sintiendonos en cada caricia... Tras aquello, nos adormilamos, despertandonos tan solo el dulce aroma del café.
Sara estaba en la cocina, preparando tostadas y Doc, el café.
- ¡Buenos días dormilones!
Ambos sonreímos, Victor se dirigió a la mesa donde Doc, tenía la cafetera. Yo me acerqué a Sara para ayudarla con las tostadas.
- ¿ Qué tal tu primera noche fuera de casa? preguntó Sara.
- Genial, aunque creo que el culpable de ello es Victor.
Ambas reímos.
- ¿ Quién cocina hoy, tu o yo?- dijo Sara.
- Como quieras.- dije yo.
- Nadie.- Dijo Victor.- Nos vamos de senderismo, ¿ no es así Doc?
- Cierto, subiremos montaña arriba, para ver el nacimiento del riachuelo, dicen que hay unas vistas preciosas. ¿ Os apuntais?
- Si, claro. Entonces bocatas. Voy a vestirme. - Agregó Sara.
- Bien, yo haré los bocatas. Haré un par de tortillas de patatas en unos minutos.
Victor hizo un gesto con su rostro y dijo:
- Por eso la quiero tanto.
- ¿Por la comida?- pregunté yo. Era la primera vez que cocinaba algo para él y una tortilla no era una gran cosa. Pensé.
- No, tonta. Porque me cuidas y me mimas.
Me senté a su lado desayunar. Y no dejaba de acariciarme y besarme. Me encantaba.
Mientras ellos, buscaban en un mapa, la mejor ruta y organizaban la marcha y las mochilas. Yo me dediqué a la cocina y Sara me ayudó.
Tras recoger la cocina y hacer varios bocatas, tortillas y una ensalada. Salimos de allí con dos grandes mochilas. Una Doc y otra Victor.
- ¿Llevais un mapa o una brújula?-preguntó Sara,- no quiero pasar la noche en la sierra.
- Si, y que te devoren los lobos, ¡aúúú! , aulló Doc.
Victor y yo, reimos y los seguimos montaña arriba.
NOTA: Aprovecho este día para felicitar a mi madre, a la cual le encanta cumplir años. 41 primaveras. ¡Besitos mami.!
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