Sábado 9 de abril de 2011
El mundo es un pañuelo y a mí, se me está haciendo pequeño.
Anoche estuve en el pregón de juventudes de Triana, en la capilla del Santísimo Cristo de la Expiración (El Cachorro), fui a ver a J, tocar, bueno a la agrupación musical donde se encuentra, conocí a sus padres, pasé calor, bueno pasamos todos, y casualmente me encontré a una prima, compañera de J, flauta travesera, María.
Ya veis, el mundo es un pañuelo.
Un pañuelo, donde cada hilo queda bien unido para no hacer agujeros, porque a nadie le gustaría caer por uno de ellos. Yo estuve al borde de uno de ellos, pero llegó Carlos y me cogió de la mano,
después cuando comenzó a desquebrajarse de nuevo, J me agarró bien fuerte.
X está en este pañuelo, en una esquinita bordada con su nombre, con un dulce aroma y con el sabor de mis labios.
En cambio, yo estoy acercándome al centro de ese pañuelo, a la parte más firme, donde por más que tiemble, no caeré, gracias a las personas que me rodean. Y no digo que me apoyen ellos, lo hago a veces, cuando me siento débil y decaída, pero sé que tengo que aprender a caminar sola y lo estoy logrando, porque camino con tacones para ver el mundo desde lo más alto.
Hoy voy a Boss con J y allí estará Angelito. Ya os contaré.
El mundo es un pañuelo y a mí, se me está haciendo pequeño.
Anoche estuve en el pregón de juventudes de Triana, en la capilla del Santísimo Cristo de la Expiración (El Cachorro), fui a ver a J, tocar, bueno a la agrupación musical donde se encuentra, conocí a sus padres, pasé calor, bueno pasamos todos, y casualmente me encontré a una prima, compañera de J, flauta travesera, María.
Ya veis, el mundo es un pañuelo.
Un pañuelo, donde cada hilo queda bien unido para no hacer agujeros, porque a nadie le gustaría caer por uno de ellos. Yo estuve al borde de uno de ellos, pero llegó Carlos y me cogió de la mano,
después cuando comenzó a desquebrajarse de nuevo, J me agarró bien fuerte.
X está en este pañuelo, en una esquinita bordada con su nombre, con un dulce aroma y con el sabor de mis labios.
En cambio, yo estoy acercándome al centro de ese pañuelo, a la parte más firme, donde por más que tiemble, no caeré, gracias a las personas que me rodean. Y no digo que me apoyen ellos, lo hago a veces, cuando me siento débil y decaída, pero sé que tengo que aprender a caminar sola y lo estoy logrando, porque camino con tacones para ver el mundo desde lo más alto.
Hoy voy a Boss con J y allí estará Angelito. Ya os contaré.
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