Martes 22 de marzo de 2011
Estoy un poco cansada de que la gente haga sus propias conjeturas y critique sin preguntar ni si quiera.
A mí no me cuesta contestar y voy a hacerlo.
¿Porque cuando alguien hace algo por cuenta propia está bien y cuando lo hacen los demás está mal?
Os pondré un ejemplo, hace unos días discutía con un amigo sobre sexo. Para el follar por follar, es algo normal, está dentro de lo común y no entiende como hay chicas como yo, que creen en el amor. Bien, os diré, que la sociedad actual es tan decadente, que si no creyésemos en algo, moriríamos asqueados. Yo creo en el amor y moriré creyendo en él. Pienso que la primera vez que tengamos una relación sexual, debería ser por amor, algo especial y que recordemos con cariño. ¿Estoy tonta o soy antigua? Pensad lo que queráis. Pero tengo principios, unos principios que me han inculcado en casa. Aquí creemos en el amor.
Esta semana tuve la oportunidad de ver “American History X” Y hay una parte de la película que me encantó, decía algo así como que todos buscamos culpables, a la sociedad, al vecino, al negro al blanco, al judío, al árabe, al cristiano…, pero ¿qué hacemos por solucionarlo? Primero deberíamos preguntarnos qué hacemos por nosotros mismos, por ser mejores personas.
Los seres humanos, somos granos de arena, en un mundo enorme. Nosotros debemos de querer no ser un grano de arena normal, de esos que se dejan llevar por el viento haciendo que al final este mundo, sea un inmenso desierto. Yo quiero que mi grano de arena, sea abonado y regado y quizás con más granos de arena hagamos un vergel. Eso es cambiar el mundo, empezar por uno mismo.
No digo que yo sea una persona maravillosa y estupenda y que los demás deban ser como yo, ni por asomo. Cada ser es como es y debe superarse a sí mismo. Somos humanos y cometemos errores. Sobre todo a nuestra edad. La gran mayoría nos dejamos guiar por los demás. Yo no voy a hacerlo. No voy a beber porque mi vecino lo haga, haré lo más adecuado para mí. Y lo más adecuado para una chica, es ser dueña de sus actos, con el alcohol, no sé si lo sería, prefiero no probar.
Pocas personas me conocen realmente, quizás porque no me doy a conocer, pero sé que puedo ir con mi cabeza bien alta por este mundo y lo que opinen los demás a mí me da igual.
Esto ha sido y es mi declaración más sincera respecto al mundo y mi persona. Y hablando de sinceridad, he escrito dos cartas, una a “J” y otra a “L”, cada una es distinta, porque ellos también lo son, pero he sido sincera, lo más sincera posible. “J” está encantado con mi carta, en cambio a “L” no le gustó, pero son ellos los que deben de elegir, mi amistad o no. Porque mi corazón aún sigue ocupado.
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