miércoles, 2 de marzo de 2011

DIARIO DE UN DESAMOR III.

Domingo, 27 de Febrero de 2011, he comenzado este día relajada, tanto que decidí hablar con él y explicarle que este blog existía, no quiero mentirle, no puedo hacerlo porque me traicionaría a mí misma, a mis sentimientos.
Hoy he salido con unas cuantas amigas, nos hemos divertido, porque es lo que pretendo desde hace un mes. Salir y divertirme. ¿Olvidar? Eso es imposible, para olvidar, tendría que querer hacerlo y no pienso olvidar recuerdos tan hermosos, como su sonrisa.
Hay quienes aconsejan que debo olvidar. ¿Cómo pueden aconsejarte que olvides parte de una vida? ¿Tiene eso sentido?
El recordar, ayuda a no cometer de nuevo los mismos errores y yo lamentaré de por vida los míos, porque le perdí para siempre.
Aun así, intento seguir día a día con mi vida, conociendo a gente nueva, haciendo nuevos amigos (conocidos) diría él. Pero no consigo ser feliz, en mí hay cierta tristeza que enturbia mi alma y la llena de amargura. Se llama tristeza de amor.
Me encantaría dejar esa tristeza atrás y quedarme solo con lo positivo de todo lo pasado, pero lo positivo, atrae esa tristeza porque le echo de menos. Todo me recuerda a él.


 

Lunes 28 de Febrero de 2011, día de Andalucía, las calles se llenan de alegría banderas blancas y verdes ondean por la ciudad, hace sol y la gente camina y pasea alegremente por ellas.
Yo, en cambio, decidí pasar el día en casa, relajada, he leído, he jugado en el ordenador y he hablado con mis amigos. Pero preferí la soledad de mi azotea y el sol.
Lo malo de la soledad, es el silencio. Del silencio, pensar. De pensar, los recuerdos. Y de los recuerdos…, el llanto, la tristeza.
Pero he de reconocer, que en el fondo, necesito esos momentos para sentirme a su lado, necesito esos recuerdos, lo cierto es que le necesito a él, pero es imposible, al menos de momento, aunque he de decir que ya no albergo ninguna esperanza de regreso.
Ha caído la noche y el cielo está cubierto por un bello espectáculo de estrellas parpadeantes. Esas estrellas, que han sido testigos de este mi amor. Hoy, más que luces hermosas, me parecen lágrimas de cristal. El cielo llora por lo que fue, por el amor.

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