Martes, 15 de Marzo de 2011
Otro 15 y cuantos más debe de haber en mi vida, tantos que ni siquiera me pararé a pensarlo…
Hoy tengo examen de lengua y me voy a poner las pilas, creo q incluso entregaré algún comentario de texto, como trabajo extra para subir nota este trimestre, ya que al ser este el 2º trimestre es muy definitivo para mis notas finales y como dije tengo que aprobar, sí o sí.
Ayer mi madre tuvo una tutoría con mi profesor y espero que cambien algunas cosas en relación a algunos profesores. Y no es que me queje de ellos, gracias a Dios no tengo malos profesores, son todos unos profesionales, pero como médicos dejan mucho que desear, quizás porque no lo son.
Mi actitud en clase es variable según mi estado de ánimo, unos días estoy muy colaboradora y no paro de dar opiniones y otros, soy un zombi vagando sin destino, hasta que rompo a llorar. Entonces vuelvo a la realidad, a esa realidad donde X no existe, donde dejó de existir.
¡Ojalá, termine este largo invierno! ¡Ojalá, la primavera me llene de esperanzas nuevas y aromas embriagadores! Y espero que la embriaguez me haga sentirme viva de nuevo, con nuevas ilusiones y renovadas energías.
No quiero que X desaparezca de mi vida, de mis sueños, de mi corazón, pero sí que quede aparcado a un lado para poder seguir avanzando, lentamente por la senda de mi vida. Para tomar las riendas con fuerza y que nadie vuelva a desviarme de mi camino, de mis sueños y de mi misma. Y lo peor de todo es que quien me desvió fui yo misma y estos sentimientos.
Curiosamente, mi madre me ha pedido que conteste a una pregunta y me ha dicho que lo haga aquí, en mi diario. Motivo, no sé, pero dice que es importante. Supongo que lo será para mí, para concienciarme.
La pregunta es:
¿Por qué no luche por lo que amaba?
Si me paro a pensar, sinceramente no lo sé. Supongo que me ocurrió como en un principio, cuando un día oí un “no” y no oí el resto. Aquel día me ocurrió lo mismo, ese “se acabó” caló en lo más profundo de mi ser, provocando que mi corazón se rompiera en mil pedazos. Pedacitos que no podía reconstruir porque ni siquiera los encontraba. Me bloqueé y me encerré en mi misma, no oí que lo que me pedía era un tiempo, una pequeña distancia para arreglar las grietas de lo que yo estaba destruyendo. Construí un castillo de sueños, pero nunca hice nada por su mantenimiento y poco a poco fue destruyéndose, cayéndose hasta llegar a derribarse.
Hoy, si me dieran la oportunidad de una nueva construcción, no haría un castillo, sino una cabaña, llena de calor de amor, con dulzura y que cuidaría como el mayor castillo del mundo, como el mejor y más preciado tesoro. Mi tesoro.
No sé si esto contesta la pregunta de mi madre, pero supongo que ya todo da igual, X no está y no volverá a estar. Pero cuidaré mi futuro.
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