Martes 8 de marzo de 2011
Otro día nuevo amanece, con lluvia, tan triste como mi corazón. Pero estos días me recuerdan a él. Porque a él le gusta el invierno.
Lo malo es que no cogí paraguas y a la hora dela salida, me tocó mojarme. Pero dicen que no hay mal que por bien no venga. Eso me ha pasado a mí.
De regreso a casa, con una amiga, me topé con un grupo de chicos americanos, de esos que están de viaje de fin de curso aquí en Sevilla. Al final del grupo había dos chicos que compartían paraguas y el que lo portaba, me cubrió con él, acompañándome unos pasos, le sonreí y le di las gracias, pero se tuvo que incorporar de nuevo a su grupo. Aun así, no deje de sonreír. Detalles como este me hacen seguir mi día a día, que cada vez se hace más difícil, porque le añoro tanto…
Ayer tarde me divertí muchísimo con acertijos y enigmas que nos poníamos en la página de un amigo. Creo que nunca os he hablado de él, es mayor que yo y ambos somos aficionados a la escritura, lo que más me gusta de él, es su forma de ver la vida y con el cariño que me da buenos consejos. Se ha convertido en la persona con la que puedo hablar libremente de todo y eso me agrada muchísimo.
A ti, querido amigo, gracias. Porque sé que sigues mi blog y te gusta decirme que mis comas están mal, pero no sabes lo mucho que me ayudas a veces. Gracias, gracias y mil veces gracias.
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