sábado, 5 de marzo de 2011

DIARIO DE UN DESAMOR VII.

Viernes 4 de marzo de 2011.
El no hablarle, me está costando una barbaridad. Cada noche al acostarme, cojo el móvil y lo pongo a mi lado en la almohada, sé que no debo darle el toque y es estúpido esperar que él me lo dé, porque hace más de un mes que no lo hace.
Hoy, quise nombrar una revista e inconscientemente dije su apellido, en vez del nombre de la revista. ¿Me estoy volviendo loca? ¿Es una obsesión lo que tengo? Ya, ni si quiera lo sé.
Sé que le amo, que no quiero olvidarlo. Pero de noche, me despierto tras una pesadilla, llorando y lo único que tengo son sus mensajes, esos, que ya casi he memorizado de leerlos, una vez tras otra. Cuando lo hago, cuando los leo me siento más tranquila, es como si él estuviese ahí, con sus palabras, consolándome, a mi lado. Sé que vivo en un sueño, que esto no me ayuda, que me hace mal pensar que él estará ahí para siempre. Pero lo cierto es que ahora, solo quiero que él sea feliz, que consiga sus sueños y que vuelva a creer en el amor, que se enamore y q ¡Ojala!  Conozca el verdadero amor.
Me encantaría encontrármelo dentro de una año o dos y me dijera, “me equivoqué llevabas razón el amor, existe, el verdadero amor”. Así me haría la mujer más feliz del mundo.
¿Es mucho lo que pido? ¿Estoy pidiendo un imposible?
¿Sabéis que es lo que me han pedido a mí?
1º que olvide
2º que deje de ser visceral.
Olvidar, no quiero
Ser visceral, puedo ser más racional y pensar las cosas, pero no dejaré de hacerlas con el corazón, con el alma.
Cada persona es, como es, yo soy visceral y aunque quiera ser lo más perfecta posible, sé que casa persona, tiene su imperfección esa que le hace único y distinto a los demás. Yo también tengo las mías. Visceralidad y genio, mucho genio.
Es así como deben de amarme y aceptarme.

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